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Muestra Sala de estar, el encuentro de lo absurdo

La muestra reúne los trabajos de Stephano Espinoza (foto), Fernanda Murray, Ricardo Fernández, Ericka Olivares, Susana del Rosario y Ray Medina.
La muestra reúne los trabajos de Stephano Espinoza (foto), Fernanda Murray, Ricardo Fernández, Ericka Olivares, Susana del Rosario y Ray Medina.
Foto: cortesía Violenta
16 de febrero de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

En un pequeño taller, donde antes funcionaba una bodega de letreros y ahora se gesta Violenta, un  espacio de arte contemporáneo, se exhibe Sala de estar, una muestra en la que dialogan las obras de siete artistas emergentes de Guayaquil, Quito, Cuenca y México; y Karina Skvirsky, de invitada.

La muestra es parte de la segunda convocatoria de Carne Fresca, proyecto que busca a artistas en producción, sin una plataforma para exhibir su trabajo.  

Este año en la convocatoria participaron 50 artistas del país, uno de Colombia y otro de México.

El proceso curatorial, trabajado por el colectivo Los Chivox -que lleva adelante el espacio- decidió establecer un diálogo entre obras de estética kitsch hiladas por su relación con lugares cotidianos y la memoria.

De allí el título que agrupa a estos trabajos, Sala de estar es el “no lugar familiar”, donde “se amarran lazos entre lo absurdo y lo real”, dice el texto curatorial.

La muestra empieza su recorrido con la obra de Stephano Espinoza. Cuatro cuadros de gran y pequeño formato se mueven por el efecto de un ventilador.

El autor usa la pintura como una forma de rehacer su caos. En el lienzo “Espero que me vengas a ver”, un niño abrazado por un espectro toma su pene y mira al piso, en un gesto de haber encontrado el primer refugio.

Ricardo Fernández simula vegetación en macetas, como parte de su serie de trabajo Sinantropía. El autor dice que, a través de estos dispositivos falsos en los que las plantas se pueden doblar, quiere generar indicios de situaciones extrañas que codifiquen el área expositiva.

Susana del Rosario, de México, trabaja desde el grafito con mapas de América Latina. En ellos cuestiona las fronteras y las concepciones, a veces jerárquicas, de norte y sur. En sus dibujos las borra.

La artista quiteña Fernanda Murray presenta una propuesta del absurdo. Esta vez su trabajo escultórico es un excalíbur del que salen zanahorias, que bien podría ser una pileta frente al cuadro que simula una habitación rosada con una piscina.

En la escena hay una ausencia, una cama con rastros de alguien que ha comido zanahorias y quiere estar fuera del cuadro, mientras que la planta que crece dentro se mira al espejo.

Ericka Olivares presenta el único video de esta muestra. Se trata de un televisor análogo que muestra el registro de altares que se pierden.

“Mi interés -dice Olivares- en estos espacios gira en torno a las prácticas de exhibición que son realizadas fuera del museo tradicional, en este caso, un aparador, una repisa, que son contenedores de recuerdos, fotos, estampillas o colecciones de viaje”.

La autora dice que ve estos espacios para desconfigurar elementos habitualmente coleccionados y ordenados, que se prestan para la elaboración de artificios dados por intervenciones y gestos. 

La cuencana Juliana Vidal, ganadora del Premio París en la última Bienal de Cuenca, presenta en Sala de estar la obra “Archivos blancos”, un fragmento de un trabajo en el que registra los nombres de personas desaparecidas en una máquina sin cinta.

“La idea es generar una base de datos más amplia con base en esta propuesta y alude poéticamente a la ausencia de estas personas, que en su mayoría no son más que archivos hoy en día”, dice Vidal.

A la muestra se suma el trabajo de Ray Medina, con “Un año con doce meses de enero”, una serie en la que el autor parte de sus sueños, en el tránsito entre lo que es y dejará de ser. (I)  

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