Ecuador, 21 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Premio cervantes 2006 presentó un libro en guayaquil

Antonio Gamoneda: El silencio es vital para llegar al hecho poético

Durante la presentación de su antología abordó varias temáticas de su poesía, entre ellas se enmarca la memoria y el silencio. Foto: Pilar Vera / El Telégrafo
Durante la presentación de su antología abordó varias temáticas de su poesía, entre ellas se enmarca la memoria y el silencio. Foto: Pilar Vera / El Telégrafo
13 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

La poesía del español Antonio Gamoneda (Oviedo,1931) está dividida en dos períodos: la guerra civil española, la larga posguerra y la democracia. Reconoce que si hay un punto de giro en su escritura es a partir de la muerte del dictador Francisco Franco, en el 75. Su estilo se reforma con la realidad y, para él, la poesía es una realidad alterna con sus propias leyes.

Gamoneda visitó Guayaquil en la realización del Festival Internacional de Poesía Desembarco Poético. Fue miembro del jurado del primer premio internacional de poesía Medardo Ángel Silva y presentó la antología Los animales blancos, con las editoriales Animal Editores y la Quinta Avenida editores. Habló de su escritura y, en entrevista con este diario, de democracia y silencio.

Sus versos están atravesados por su infancia y, si bien se ha modificado en la forma, desde que empezó a vincularse con ella mantiene como esencia una melancolía que -reconoce- se manifestaba en su padre y que quizá también aparece en su escritura. Sigue existiendo en su escritura una vinculación social. Solo ha cambiado las formas de manejar esta conciencia.

Gamoneda creció en un ‘penal’.Su infancia transcurrió en la posguerra, pues León, la provincia en la que vive, fue dominada por los militares rebeldes luego de que engañaron a los mineros asturianos. Los hoteles eran cárceles. En medio de todo, su padre, un poeta posmodernista, se enfrentó a una enfermedad mortal que lo llevó a decidir su muerte el día que cumplía 45 años.

Con el único libro que dejó, su padre, Otra más alta vida, Antonio Gamoneda aprendió a leer. “Ese libro me proporcionó el conocimiento simultáneo de los signos de la escritura y de la existencia de la poesía como un lenguaje diferenciado, distinto al coloquial, al habitual en la comunicación entre las personas”. A sus 5 años se produce la simultaneidad del conocimiento, de los signos de la escritura y de la existencia de la poesía que lo marcan.

Ahora es distinto. Sostiene su mano sobre su bastón para soltar las ideas, cuando no tiene palabras cierra los ojos y las retoma. Su pensamiento coincide con Stephen Hawking: todo tiempo pasado fue peor que este. “La guerra civil y la larguísima posguerra fue para España un tiempo espantoso, significó más de medio millón de exiliados. Estos períodos estuvieron cargados de represión franquista y ultranacionalistas. Los tiempos actuales no son buenos, pero no tienen el carácter espantoso que tenían aquellos. Yo también digo que el tiempo pasado fue peor, pero añado que la democracia española, y de la mayor parte de los países, es una democracia incompleta, más relacionada con la forma que con las estructuras vivenciales de los humanos”.

“La memoria es mortal”, dice en su poesía, y para Gamoneda está relacionada con el silencio. El silencio -dice- no solo integrado en el poema, el silencio vital o biográfico, el silencio por el que uno crea, uno transita, es necesario para llegar al hecho poético. La mentira es lo que queda de la verdad, puede ser que la mentira sea lo que queda del silencio.

Reconoce que, en todos los sentidos, “por una parte es un espacio temporal en el que parece que la poesía no está actuando, pero sí lo está haciendo. En ese momento está cargando baterías, pero en el sentido de la forma, el silencio también tiene importancia en la estructuración del poema”.

Considera que en la poesía hay un paralelismo muy claro con la música. En ambas artes el silencio juega un papel fundamental.

En ese sentido -explica- la naturaleza del lenguaje poético es inicial y en su curso generativo es rítmica. Nace del pensamiento rítmico, de la conversión del pensamiento en palabras que se produce también rítmicamente.

El ritmo, desde Aristóteles, se entiende como condición generadora y necesaria para la existencia del lenguaje poético. La rima en ese sentido es secundaria, es un fenómeno que tiene su valor, pero que se ha dado en las lenguas romances. La poesía rítmica que se escribe, en las  lenguas derivadas, en el siglo IX y una parte del XX, está marcada por una rigurosidad en la rima hasta que empieza a liberarse a mediados del último siglo, no así del ritmo. Para Gamoneda, la poesía tiene como elemento fundamental el ritmo. “Al menos la poesía que importa, porque hay mucha poesía carente de ritmo que no suele tener calidad”.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Social media