Cuando Yoko Ono conoció a John Lennon no sabía que era un Beatle. Él fue a una galería de arte llamada Inca -donde se exhibía lo más underground de Londres- porque sabía que habría una gran muestra con gente metida en costales negros. En su recorrido por el lugar se encontró por primera vez con una obra de Ono. Era una manzana cuyo proceso de putrefacción se vendía en 200 libras.

Luego vio una escalera que llevaba a una pintura colgada del techo. Parecía un lienzo negro con un catalejo colgando de su extremo. Lennon subió por las escaleras y con unas letras disimuladas leyó en diminuto la palabra ‘Yes’. Aquel gesto lo hizo sentirse aliviado. Cuando le presentaron a la artista, Ono le dio una tarjeta que decía ‘Respira’ y él siguió el juego.

Desde los primeros trabajos que presentó Yoko Ono en un contexto marginal del arte institucionalizado, se ha dedicado a dar instrucciones. En ese tiempo había publicado un libro llamado Grapefruit, en el que sugería a los lectores hacer cosas como ‘Pinta hasta que caigas muerto’.

Después de que el mundo se refiriera a ella siempre como la viuda de un Beatle o la causante de la separación de una de las bandas más icónicas del siglo XX, su trabajo ya no es más underground, pero tiene su propio peso. 

Yoko Ono no solo acompañó a Lennon en su carrera como solista, también dirigió parte de sus performances y fue una de las primeras voces femeninas en grabar su propio orgasmo en vivo. 

En los últimos años ha presentado su trabajo en tres países de América Latina: México, Argentina y Chile. En mayo presentaría su obra en el Centro Cultural Metropolitano de Quito (MET). Sin embargo, al igual que en las últimas muestras que ha realizado, no estaría presente por indicaciones médicas.

Esta semana el MET abrió una convocatoria sobre la muestra que realizaría Ono en Ecuador, con su firma. Esta sería del 23 de junio al 16 de septiembre de 2018 y una de  las primeras pistas de la institución quiteña sobre la apertura de la exhibición es la convocatoria abierta para armar la instalación de la obra denominada Resurgiendo (http://www.yoko-ono-metquito.com/).

A través de esta, la artista japonesa busca visibilizar la violencia de género hacia las mujeres latinoamericanas. Pide enviar un testimonio de abuso sufrido por ser mujer. “Escribe el testimonio en tu propia lengua, con tus propias palabras, y hazlo con toda la franqueza que quieras. Envía una fotografía de tus ojos”, dice el anuncio.

 Yoko Ono vuelve a dar instrucciones. “Las instrucciones son pequeñas acciones que unen lo instructivo y la poesía, lo que a su vez se materializa en una idea performativa. Tienen mucho que ver con la filosofía oriental, con pequeños actos y rituales”, sostuvo Agustín Pérez Rubio, director Artístico del Museo de Arte Latinoamericano y uno de los cocuradores de la exhibición que realizó la artista en Argentina y Chile, denominada Dream come true.

En esta muestra, Ono ya había incorporado la convocatoria que hizo a través de la obra Resurgiendo. “Yoko es una de las primeras artistas feministas. En su amplia práctica artística está muy presente la idea de lo comunitario y uno de sus pilares de su trabajo han sido las propuestas en contra de la violencia”, dijo Pérez Rubio.

De acuerdo a la información que ha adelantado por el momento, el MET también prepara un libro sobre la obra, que incluirá una selección de testimonios y fotografías. Mientras que Resurgiendo expandirá su recorrido a otros países. (I)  

Datos

Convocatoria

El primer anuncio de la muestra que abrirá Yoko Ono se hizo a través de un micrositio web en la página del Centro Cultural Metropolitano (MET). Este lanza la convocatoria para que las mujeres cuenten su historia de violencia. 

3 países de América Latina han acogido las muestras de la artista: México, Argentina y Chile. 

Retrospectivas

La exhibición que presentó en el  MALBA de Buenos Aires y se replicó en Chile aglutinó 80 obras de la artista. Esta fue curada por Gunnar B. Kvaran y Agustín Pérez Rubio.