El cine para adultos hecho por mujeres puede ayudar a que estas tengan el poder de liberarse y apropiarse de sus cuerpos y su sexualidad, sin ser tratadas como un objeto, afirmó a EFE la directora sueca Erika Lust.

“Estar detrás de las cámaras es tomar el poder, es retratar nuestra sexualidad como nosotras la queremos ver, porque estamos hartas de ser victimizadas y usadas para satisfacer a otros”, expresó la realizadora, invitada especial al Festival Internacional de Cine en Guadalajara, que concluye hoy.

De acuerdo con Lust, “ahora es el momento que sea sobre nosotras, que sean nuestras historias las que se van a contar”.

La directora encabeza una empresa productora que lleva su nombre en Barcelona, España, en la que ha filmado cientos de cortos y largometrajes de corte pornográfico.

En una época en que miles de mujeres han salido a las calles de España y América Latina para exigir igualdad de derechos en medio del movimiento #MeToo, que pretende denunciar los casos de acoso y abuso sexual, la cineasta afirma que el tipo de cine que produce puede ser una vía para que las mujeres comuniquen al mundo cómo quieren ser representadas.

“Estamos en un buen momento para las mujeres de empezar a comunicar al mundo cómo queremos nuestras vidas, cómo queremos vivir y cómo nos queremos representar a nosotras mismas”, dijo al término de una charla con alumnos de cine.

Lust es parte de la delegación de 60 directores que Cataluña trae al Festival como región invitada de honor. Su trayectoria y activismo en favor de las mujeres y la diversidad sexual fue reconocida con el premio Maguey Directora Over the Rainbow.

Su proyecto XConfessions ha recogido por años historias eróticas de todo el mundo contadas por personas comunes. Además de publicarlas en un sitio de internet donde cualquier persona puede leerlas, Lust ha producido unos 120 cortometrajes basados en esos relatos que muestran la “diversidad sexual” que hay en cualquier parte del mundo, reveló.

La cineasta agregó que para muchas mujeres puede ser “liberador” ver a otras mujeres “en situaciones de placer”, en las que se pueden “reencontrar a sí mismas” e “identificarse” con los personajes principales, algo que los pornógrafos hombres no han logrado pues la imagen que presentan es “bastante sexista”. (I)