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Don "Washo" es un águila para cuidar vehículos en la calle
Camina tan ágil como se lo permiten sus 74 años y una lumbalgia que, últimamente, ni siquiera las friegas que le aplica un compadre con alcanfor y otros elementos calientes le quitan.
Para desplazarse se ayuda con la corteza de un árbol que hace las veces de bastón y siempre está acompañado del fiel “Max”, un perro mestizo color caoba que lo sigue a todas partes.
Washington Cabrera cuida carros desde hace 10 años en las calles de Quito y desde hace cuatro, aproximadamente, los sábados en el sector de la feria libre del barrio La Ofelia.
Cuenta que se desempeña en el oficio desde que murió su esposa y se quedó solo porque uno de sus dos hijos se fue a vivir al Perú y la otra se marchó con su familia a la provincia de El Oro.
Con Rosita, su compañera de toda la vida, tenían un pequeño negocio de venta de comida, pero al desaparecer ella se deprimió y lo perdió. Por sugerencia de un amigo, empezó a cuidar automotores en distintos puntos de la ciudad.
Don “Washo”, como lo llaman quienes lo conocen, ayuda a otras personas de lunes a viernes y los sábados llega muy temprano a su punto en La Ofelia, para maximizar sus ingresos. A pesar de ello, sostiene, lo que gana le alcanza apenas para sostenerse. Paga $ 80 por dos piezas que arrienda en el sector de Llano Grande.
Dice que su edad y sus problemas de salud no son un impedimento para cumplir a cabalidad su tarea. Sostiene que lo que le falta de condiciones físicas, lo reemplaza con iniciativa, responsabilidad y astucia.
“Aunque soy viejito, nunca me descuido. Y si veo algo raro, me acerco lo más rápido que puedo. Si encuentro peligro, me ayudo con amigos que tengo en el sector; además, mi perrito me cuida”.
Afirma que en muy pocas ocasiones el dueño de algún carro le ha reclamado. Pero que la mayoría de veces fue porque el conductor “era malgenio”. (I)