El fin de semana es siempre muy esperado por todos, particularmente en la Costa, durante los meses de invierno, para disfrutar de la temporada playera. Uno de los sitios más visitados por los guayasenses, orenses, azuayos e incluso bolivarenses es la ciudad de Playas y su zona de influencia, que incluye El Morro, Engabao, Data y Posorja.

A este sector la sabiduría popular lo califica como poseedor del segundo mejor clima del mundo. Y como no conocemos el sitio que supuestamente tiene el mejor clima del mundo, insistimos en que Playas en realidad tiene el mejor clima del mundo.

Este año, de tanto ir y venir, estamos comenzando a sentir un profundo temor de no llegar a Playas, o de no poder retornar a Guayaquil. Con toda seguridad podemos decir que no es solo nuestro temor sino el de todos  quienes visitan este balneario.

Los pequeños huecos que antes existían en la carretera se han convertido en grandes cráteres, ya que parecen las huellas donde han caído meteoritos. A esos grandes baches se suma la maleza que, en estos días de lluvias, crece desmedidamente, sin que nadie la controle. Es domingo 27 de enero y los vehículos livianos hacen maniobras para evitar las hondonadas, pero golpean sus partes laterales.

Quienes van atrás deben frenar bruscamente para evitar chocarse. Esta realidad que incluye toda la carretera genera tensión, pues trae a la memoria las imágenes de los constantes accidentes en el país. A diario vemos en los medios de comunicación imágenes de víctimas incrustadas en los fierros retorcidos y nos preguntamos, ¿en qué momento nos pasa a nosotros?

En estos días de campaña electoral, los candidatos se llenan la boca con las obras que ofrecen, y cuando asumen el poder ignoran por completo lo prometido. Lo más inaudito es que esperan ser favorecidos con el voto. Playas y sus parroquias han sufrido siempre el abandono por parte de todos los que han gobernado el cantón y la provincia. (O)