Ecuador, 25 de Abril de 2024
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El Telégrafo
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El regreso a casa entre tertulias sobre cualquier cosa

Las historias varían en los buses, según la capacidad del transporte y si es hora pico. Pero todas son entretenidas aunque no tan claras, más aún si hay distractores como vericuetos en las avenidas.

“Sin querer”, pasajeros como yo, se enteran en media hora, de los “cachos” en el barrio, de la fiesta de cumpleaños, del perrito de los vecinos, de la enfermedad de la tía Lucha, de Correa, de Lenín, en fin. Esa experiencia de escuchar diálogos ajenos es singular. Aunque uno intenta no escuchar, se termina atendiendo y esperando un desenlace.

Lunes, 18:30. Tras una jornada larga, típica del primer día de la semana, viajo desde La Y hasta la Rumiñahui, en Quito. El bus de la cooperativa Águila Dorada está abarrotado. Nadie abre las ventanas, hay poca iluminación, la ventilación es mínima y el aire es pesado.

Se escucha el vozarrón del “copiloto”: “siga para atrás, atrás hay espacio. Por suerte voy sentado, aunque atento a que alguna persona de la tercera edad o mujer embarazada requiera el puesto. Mi único consuelo es que tengo el celular en el bolsillo, $ 0,25 para el pasaje y la mochila entre mis brazos.

El bus se satura con una ranchera del “Chente” Fernández, de esas que le gustan al chofer y a unos cuantos, menos a mí. Estoy junto a dos señoras. Me enfrasco en su conversación. Hablan que “la chica de los ojos grandes” las atendió mal. No mencionan la empresa, ni el lugar.

En el sector La Luz se sube una pareja venezolana. Las señoras murmuran. Más adelante, la chacota se centra en las pugnas políticas del presidente Lenín Moreno y de su antecesor, Rafael Correa. Cada una apoya a su manera a estos personajes.

Cerca de la Rumiñahui se fijan en un restaurante. “Olguita, allí venden las mejores costillas”, le dice una de ellas. La otra contesta: “son deliciosas, Cecilita”. Eso abrió mi apetito. Ya no hay tiempo. Pago el pasaje, me bajo del bus, pero la tertulia sigue. Las historias de vida ahora se ventilan con un vallenato “cortavenas”.

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