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Ecuador, 28 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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La biciquito divierte a los niños durante sus vacaciones de verano

A simple vista parece que la bicicleta se mueve sola. A la distancia es apenas visible un pequeño bulto que se contornea sobre los fierros rojos y los pedales que relinchan por el desgaste y la falta de mantenimiento de los mismos. Conforme se acerca “el caballito de acero” es posible distinguir a quien lo conduce.

Se trata de Carlos Pinto un pequeño de apenas 10 años, que usa la bicicleta pública para entretenerse en el verano mientras su padre termina la jornada de labores en un estrecho kiosco al ingreso del Ministerio de Agricultura (Magap), en el centro norte de Quito. Con las puntas de los pies, el menor se ingenia para pedalear. Su figura se eleva y se contrae mientras realiza este ejercicio repetidamente.

Desde el inicio de las vacaciones en la Sierra y Amazonía, en julio, al pequeño es común verlo pasearse en la bicicleta todas las tardes por los alrededores del sector. A diario, cada agente de tránsito, encargado de la estación Biciquito del Magap, le presta una “máquina de acero” para que el menor disfrute de este tiempo libre.

A veces lo acompaña su hermana María, quien es un año menor que él. Entre los dos muestran pericia para transportarse sin inconvenientes. En ocasiones ella también conduce sola. No llevan cascos y menos protector solar que disminuya el efecto de la radiación que en varios días ha sido intensa.

Lo único que tienen es una pequeña botella con agua que la usan para refrescar sus cabezas y beberla para aliviar el cansancio. Tienen una excelente visión para esquivar a los elevados transeúntes, antes de que estos les hagan frenar a raya. Las risas que se desprenden de los chiquillos contagian a quienes les escuchan que sonríen sin disimulo.

Su padre Manuel mientras tanto continúa esperando que las golosinas y cigarrillos -que expende- tengan mayor demanda para sumar los centavos que le permitan costear el helado que le piden con insistencia sus hijos. El sol de a poco se pierde en el firmamento y los pequeños extenuados descansan. (O)

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