Desde Ecuador e Italia compramos los boletos para conocer uno de los tres museos más famosos y visitados del mundo, El Hermitage, que está en San Petersburgo, Rusia.

Una ciudad bellísima, conocida como la Venecia del Norte, con más de 400 puentes y canales. Fundada por el zar Pedro “El Grande” en 1703, fue la “capital” de los rebeldes durante la revolución bolchevique de 1918. San Petersburgo, que está al norte de Moscú, tiene 5’281.579  habitantes y es Patrimonio de la Humanidad.

El Hermitage, construido en 1764, es un complejo de seis edificios, ubicados al pie de río Neva. Tiene una colección de 3’000.000 de piezas, de la antigüedad griega y romana; pinturas y esculturas de Europea Occidental, arte oriental y ruso, joyas y armas. Al llegar me quedé mirando las construcciones y su contraste con el agua del Neva.

Hicimos una larguísima fila para entrar, mientras esperábamos nos topamos con una familia iraquí que nos preguntó de dónde veníamos. Les contestamos que de Ecuador, pero ellos no conocían la ubicación geográfica de nuestro país. Al fin, en el Palacio de Invierno, donde vivió la zarina Catalina “La Grande”, alquilamos audioguías para hacer nuestro recorrido. Nos quedamos deslumbrados por las escaleras de mármol y los techos pintados como en la Capilla Sixtina, en el Vaticano, Roma. Avanzamos por los salones de té, de colores diferentes, con paredes de decoraciones recubiertas de oro y protegidas con vidrio grueso.

Ese derroche de opulencia barroca solo he visto en el Castillo de Versalles, cerca de París. Pasamos revista a  Rembrandt, Rubens; a los italianos Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Tiziano, Sanzio y Caravaggio; y a los españoles El Greco y Goya. También vimos las pinturas de los impresionistas y expresionistas: Monet, Renoir, Cézanne, Van Gogh, Matisse, Picasso y Gauguin, que son mis preferidas.

Nuestra visita terminó a las 18:00, que es la hora de cierre del museo. Salimos muy  contentos al mirar tanta obra de arte concentrada en un solo lugar. (O)