Un saludo muy afectuoso a todos quienes hacen posible esta revista muy interesante. La observación que quería hacer es sobre el reportaje de la epilepsia, su reportaje se basa en el entorno de una persona con esta cruda enfermedad, hubiera querido que se mire a la sociedad desde la óptica del afectado ya que lo he vivido y falta mucho para que la sociedad acepte esta enfermedad, el supuesto respeto que está creciendo es más bien miedo a sanciones. Yo en la escuela fui escolta, pero luego perdí un año de colegio porque mis compañeros junto con profesores me estigmatizaron y así prácticamente mis compañeros tuvieron permiso de golpearme y enfermarme psicológicamente.

Llegué a la universidad en quito a estudiar ingeniería donde varios de mis profesores hicieron que curse la tercera matrícula en varias materias y la mejor opción fue dejar la ingeniería y seguir una tecnología donde faltando 2 semestres salí de allí con tercera matrícula por ya no me daba ganas de estudiar porque luego de un ataque epiléptico el profesor supo decirme "tienes que ir a verte con el psicólogo de la institución, y me traes un certificado de él porque si no puedes ingresar a mis clases", tuve que acudir al psicólogo y me impresionó la habilidad que tuvo para destruirme psicológicamente  al decirme "tú no tienes que estar en esta institución porque al realizar trabajos técnicos y se presente una crisis puedes perder la vida" y luego de eso la recomendación de mi neurólogo fue que regrese a mi ciudad de origen, lo hice y por la insistencia de mi familia terminé una tecnología en sistemas.

En el reportaje se dice que la sociedad estigmatiza a Emilia diciéndole epiléptica y esto me causó emoción, porque tampoco me gustan los calificativos como enfermo o epiléptico, pero en el penúltimo párrafo hablan de 350 pacientes "epilépticos" lo que me causó pena porque eso sucede en la sociedad, aprenden algo pero en poco tiempo la olvidan y siguen igual.

Me despido con deseos de éxito para su revista.