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La Copa 1993, la mejor de la Tricolor
La historia de la selección nacional de fútbol en la Copa América nunca ha tenido un final feliz. La Tricolor y la escuadra de Venezuela son las únicas que no han podido levantar el trofeo del torneo más antiguo del mundo.
En el palmarés de la Copa, Ecuador firmó su mejor actuación en el torneo que organizó en 1993, con el cuarto lugar que consiguió en la tabla general. Luego de una campaña casi perfecta hasta antes de semifinales, con 4 victorias, 13 goles a favor y apenas 2 en contra, cayó en semifinales 2-0 ante los mexicanos.
En el cotejo por el tercer lugar perdió 1-0 con Colombia, en un partido que podría haber terminado empatado, pero un gol de Raúl Avilés fue anulado. Hasta ahora, La ‘Turbina’ no se explica por qué el tanto no fue validado.
Para ese torneo, Ecuador contaba con apenas 2 futbolistas que actuaban en el extranjero: Álex Aguinaga, que pasaba por un gran momento en el Necaxa de México, y Eduardo Hurtado, que lo hacía en el Colo Colo chileno.
Hólguer Quiñónez jugaba en ese año en el Unión Madeira de Portugal, pero fue apartado de la plantilla por problemas disciplinarios, junto a Vidal Pachito y Ángel Hurtado, según recordó Jacinto Espinoza.
Avilés y Hurtado fueron los goleadores de la selección en esa Copa América, con 3 goles cada uno y se quedaron a 1 del máximo artillero, el venezolano José Luis Dolgetta. Para Avilés, aquel equipo dirigido por Dusan Draskovic era uno de los mejores del continente, pero le faltó fortuna para llegar a la final.
“Había una buena plantilla y enfrentamos a grandes rivales. Fue un torneo lindo, porque fue en casa y estuvimos muy cerca de hacer historia”, rememoró el exjugador.
Para él, tras la derrota contra México, nadie se sintió acomplejado o culpable porque sabían que lo dieron todo en la cancha. Además, del buen equipo que conformó Draskovic, Avilés destacó con insistencia el respaldo del público que sintieron en el estadio Atahualpa, donde Ecuador jugó todos sus partidos, salvo el duelo con Colombia, que fue en Portoviejo.
Los festejos de sus goles también fueron emotivos. Recuerda uno en particular, por lo que ocurrió mientras celebraba con sus compañeros. “Después de marcarle a Chilavert, un fotógrafo de un diario corrió para estar cerca de nosotros, pero su cámara se cayó y se destruyó. Luego del partido llamé a sus jefes para que no lo multaran”.
Avilés resalta ese tanto y también otro que le marcó a Uruguay, de cabeza y ante zagueros centrales muy altos. “No es por hacer ‘lámpara’, pero ambos fueron golazos. El de cabeza fue extraordinario y dejar en el camino, en un mano a mano, a un arquero como Chilavert era algo memorable”, rememoró la ‘Turbina’.
Otro futbolista que vivió en primera persona el torneo en Ecuador hace 23 años fue José ‘Pepín’ Gavica, que en ese momento tenía 24 años. Para él fue su primera Copa América, pues a pesar de que estuvo en la lista para Chile 91, Barcelona no lo dejó asistir porque el torneo estaba en plena liguilla.
“Estábamos en nuestro país e hicimos prevalecer aquello. Fue algo maravilloso, porque todo el plantel estuvo compenetrado. De todo lo que vivimos en esa selección, en esos momentos se pensaba que no se iba a repetir algo así”.
Las innovaciones de Dusan Draskovic se vieron en esa Copa y, según Gavica, el montenegrino trabajó mucho en hacerlos profesionales y crean sin reparos en sus condiciones futbolísticas.
En el desarrollo del torneo, al estratega no le faltaron las variantes y Gavica recordó que podía cambiar con facilidad sus piezas. A Carlos Muñoz (+) lo hizo jugar como carrilero en ese campeonato y si era necesario enviaba a Byron Tenorio, que jugaba como central, al ataque para aprovechar su juego aéreo.
‘Pepín’, que entró al cambio en la mayoría de compromisos, comentó que en esa época contaban con un psicólogo, el cubano Omar Mendieta, toda una novedad en el medio, pues ningún club tenía en sus filas a un profesional en esa rama.
Mendieta se ganó de a poco la confianza de la plantilla y se convirtió en un amigo cercano de todos los seleccionados. Al principio, según Gavica, no había tanta apertura y se percibía algo de temor para conversar con el psicólogo.
“Algo que me quedó marcado fueron las técnicas de relajación que él practicaba antes de los partidos. Nos recostábamos, cerrábamos los ojos y hacíamos ejercicios mentales. Para mí, eso provocó que estemos muy concentrados en todos los partidos. Y los resultados fueron evidentes”.
El exjugador, que ahora trabaja en el instituto de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), recalcó la férrea disciplina de Draskovic, pero también su cercanía con los futbolistas. Cuando ganaban, siempre les permitía pasar momentos con su familia en la concentración del equipo.
Pero, asimismo, no permitía las faltas en la selección y eso motivó que 3 futbolistas quedaran fuera del torneo, algo que evocó con algo de tristeza el golero Jacinto Espinoza.
“Recuerdo mucho ese día. Habíamos muchos ‘pelados’ en ese equipo y ver que tres jugadores experimentados quedaban fuera fue difícil. En medio de aquello, para nosotros los jóvenes fue una experiencia espectacular, porque empezábamos a destacar y aprovechamos muy bien esa oportunidad”.
El ‘Chinto’ fue titular en toda la Copa, por encima de Víctor Mendoza que tenía mayor recorrido en el fútbol. Para él, el buen preolímpico de 1992 que hizo la selección sub-23 le dio confianza a varios futbolistas para la Copa América.
“En la semifinal, México tuvo dos ocasiones y las concretó. Un mano a mano que no pude evitar frente a Hugo Sánchez y otro gol de cabeza, de un jugador que no recuerdo (Ramón Ramírez). Era esa época en la que el jugador ecuatoriano aún no se convencía de todo lo que podía dar”.
En ese tiempo, el equipo nacional no contaba con un lugar de concentración como en la actualidad lo hace en la Casa de la Selección. Para esa Copa América, los ‘tricolores’ se reunieron en el hotel Quito, cercano al estadio Atahualpa; y se convirtieron en huéspedes casi permanentes en ese lugar de alojamiento.
Con el tiempo, algunos jugadores se ganaron la confianza de los empleados del hotel, sobre todo de la cocina. Ángel Fernández, Dannes Coronel y Víctor Mendoza se escabullían de sus habitaciones hacia la cocina para que los encargados los complacieran con algún antojo.
“Teníamos una dieta estricta, pero siempre había antojos. Con ellos nos íbamos y pedíamos sobre todo postres, que era lo que menos nos permitían comer. Con la complicidad de los cocineros nos permitimos esos caprichos. Nunca se enteraron de eso los miembros del cuerpo técnico”.
Para el ‘Cuchillo’, aquello fue el reflejo de la unión del grupo y también de la buena relación entre los más jóvenes y los experimentados. “A pesar de la diferencia de edad hicimos una gran amistad con los mayores. Nos supimos adaptar a ellos, más que ellos a nosotros”, detalló Fernández, que para ese torneo tenía 21 años y fue titular en todos los partidos del certamen.
Llegar a la gran final estuvo muy cerca para Ecuador y Fernández indicó que, como anfitriones, esa habría sido prácticamente una obligación. Sin embargo, él siente que de alguna forma subestimaron a México en la semifinal.
“No teníamos mucha información de ellos y nos sorprendieron. Dimos muchos espacios, no tuvimos el orden de otros partidos. Fuimos con otra perspectiva; nos faltó salir a jugar como si se tratara de un rival de renombre. De haber sido así, habríamos tenido opciones de llegar a la gran final”, se sinceró Fernández.
Después de 23 años, la actuación de la Tricolor en aquel torneo es aún la mejor participación que ha conseguido un equipo nacional en la Copa América. Los cuatro exjugadores coinciden en que es hora de que Ecuador vuelva a mostrar una mejor cara en ese torneo y que con la plantilla actual podría repetir o mejorar aquella actuación histórica. (I)
"Carabalí hizo el trabajo de Busquets hace 23 años"
“La de 1993 fue la mejor presentación de Ecuador en una Copa América, quedamos en cuarto lugar, pero teníamos el potencial para ganar el título. Ubicarnos entre las 4 mejores selecciones del continente se debió a un trabajo bien planificado, que consolidó una buena base desde 1989. Cumplimos buenas actuaciones con la selección sub-20 en el Sudamericano (1992) y con la sub-23 en el Preolímpico (1992). Tuve la suerte de ser asistente técnico del profesor Dusan Draskovic, quien escogía a los jugadores tras hacerles pruebas físicas, técnicas, tácticas y psicológicas, potenciando en ellos la preparación atlética y los conceptos tácticos; teníamos hombres rápidos y explosivos. Él fue quien introdujo al país la periodización táctica, a través de la cual no se puede entender el entrenamiento físico o técnico separado del modelo de juego. La función que ahora le observamos a Sergio Busquets en el Barcelona se la vimos hace 23 años a Héctor Carabalí, un líbero delante de los 2 defensas centrales. Jugábamos con 5 volantes; poniendo en las laterales a Carlos Muñoz (+) por derecha y a Luis Capurro por izquierda. Draskovic terminó con la metodología caduca a la que nos acostumbramos mientras nos dirigían entrenadores de la parte sur de Sudamérica y les enseñó a los futbolistas que podían triunfar en cualquier liga del mundo, algo por lo que muchos lo creyeron loco; sin embargo, ayudó a levantar la autoestima de nuestros deportistas. Con Dusan se demostró que la buena preparación y la correcta aplicación de los conceptos hacen la diferencia. Se rompió el mito de que el jugador afroamericano era el más apto, si no las selecciones africanas reinarían en las copas del mundo. También nos enseñó que la altura por sí sola no te garantiza el éxito, hace falta un equipo capaz y consolidado que le saque provecho, si no Bolivia clasificaría a todos los mundiales.
Draskovic era un tipo especial, recuerdo que me envió a Arequipa para sacar informes sobre las selecciones de Estados Unidos y Perú, que pactaron un partido amistoso. Yo tenía 35 años y estaba comenzando mi carrera como entrenador, por primera vez viajaba solo a un lugar que no conocía, no sabía ni dónde estaba el estadio de Arequipa. Además, me dijeron que tuviera cuidado al salir del aeropuerto porque los taxistas podían robarme. Incluso hacer las conexiones de vuelos no fue sencillo. Esa tarea me demandó 4 días, pero cuando volví al país y le entregué los informes al profesor, me dijo que a él le tomaba 5 minutos hacer los informes. Que lo del viaje solo fue una prueba a mi lealtad. Enseñanzas como esa me marcaron la vida, por eso considero a Dusan mi padre deportivo.
Otros recuerdos que tengo de esa Copa América son la vez que me expulsaron del partido contra Paraguay en el estadio Atahualpa (cuartos de final) y el encuentro con el doctor Francisco Maturana y el ‘Bolillo’ Gómez en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo. La expulsión se dio porque el arquero José Luis Chilavert se la pasó calentando el partido, provocando. En una jugada en la que continuó con sus incitaciones no pude más y reclamé fuera de la banca, luego vino el árbitro y me mostró la tarjeta roja. Y aunque le ganamos 3-0 a Paraguay, fue durísimo. Al doctor Maturana, en tanto, lo encontré en el túnel, no lo conocía, pero había leído su libro. Después también saludé a Hernán Gómez, eso resultó premonitorio: tiempo después trabajé con ambos cuando, a su momento, estuvieron al frente de Ecuador”. (I)
Datos
El ecuatoriano Álex Aguinaga jugó 8 copas América en su carrera; la de 1993 fue la tercera que disputó y fue una de las figuras de la selección.
Iván Hurtado, con 18 años, fue el más joven de la plantilla y el único partido que jugó fue la semifinal contra México. Antes del torneo había sufrido un accidente de tránsito que lo dejó con problemas en la cervical.
La titularidad de Hurtado fue criticada en ese tiempo, por su juventud y la lesión de la que se recuperó. La prensa de aquel tiempo indicó que Byron Tenorio habría sido el mejor acompañante de Raúl Noriega.
La Copa América de Ecuador se realizó entre el 15 de junio y el 4 de julio de 1993. Se disputaron 26 partidos y se marcaron 64 goles. En total asistieron a los encuentros 691.000 espectadores. Ecuador organizará el torneo de 2023, según lo planificado por la Conmebol.