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El Telégrafo

La inédita dupla Gabriel Achilier-Arturo Mina tuvo algunas descoordinaciones, pero aprobaron el examen

Ecuador empieza a asimilar con más claridad el modelo de Quinteros

Foto: Archivo/El Telégrafo
Foto: Archivo/El Telégrafo
21 de junio de 2015 - 00:00 - Claudio Campos. Director Técnico

La Selección Ecuatoriana se volvió a sentir un equipo, el desarrollo del encuentro contra México dio razones para seguir creyendo y afirmar las ideas con base en el poder colectivo y entender que la transición por la que se atraviesa acepta dudas pero no caprichos.  

El modelo que plantea Quinteros es muy ambicioso y con argumentos transparentes, ya que desde su paladar ofensivo entiende que el fútbol ecuatoriano se destaca por tener deportistas veloces y muy potentes por las bandas, que necesitan asociarse constantemente y que si logran superioridad en determinados sectores de la cancha, sus virtudes naturales los hacen determinantes.  

El rendimiento más parejo hasta el momento lo ostenta Alexander Domínguez, que ratifica su madurez y lo afirma como el arquero titular de este combinado, fragmento que significa mucho en todo el andamiaje colectivo, ya que desde la seguridad en el fondo nacen las mejores ideas ofensivas.    

La inédita dupla central que hicieron Gabriel Achilier y Arturo Mina tuvo algunas descoordinaciones, pero en el balance general aprobaron el examen, detalle no menor para una zona que tiene muy ocupado al entrenador, que no encuentra otras alternativas hasta el momento.    

México jugo mal, nunca encontró los caminos para lastimar y tampoco para frenar las arremetidas ecuatorianas que se fueron potenciando con el correr del partido. El tándem Juan Carlos Paredes-Renato Ibarra dio indicativos muy buenos, porque la solidaridad de ambos genera que el equilibrio que necesitan en el medio campo los dos jugadores de contención se dé asiduamente, cosa que no ocurrió en el primer partido ante Chile.   

Muchas veces se ataca sin fundamentos a ciertos jugadores que quizás para el espectador no tuvieron injerencias importantes, pero para el adiestrador sí. Este caso puntual es el de Osbaldo Lastra, un futbolista que impone mucho en presencia física pero también en ser el ‘termómetro’ del equipo constantemente.     

Jugar bien al fútbol entre otras consignas es entregar siempre el balón a un compañero, tarea que el espigado volante maneja con mucho criterio y eficacia y que por sus movimientos poco armónicos al trajinar, en la mayoría de los casos, no lo hacen tan visible. La solidaridad apareció dentro de las necesidades que tenía el partido y eso se evidenció en los recorridos que hizo cada jugador para darle una mano a su compañero cuando lo necesitaba.

Miller Bolaños no es un conductor nato; sí un media punta que desequilibra mucho, tiene una visión de juego muy amplia y poder de finalización, conjunto de aptitudes y conceptos tácticos que están en el manual de juego que pretende Quinteros en el hombre que comande las acciones ofensivas.  

Por estas obvias razones le brinda toda la confianza requerida al talentoso jugador que necesita elevar su rentabilidad, cosa que de a poco está absorbiendo al asumir con lucidez y entrega la gran responsabilidad de ser el eje ofensivo del nuevo proyecto.  

El conocimiento del mecanismo solicitado se constató en varios tramos del partido, cuando pudimos ver los relevos precisos que realizó Lastra con Noboa y también en las transiciones defensivas que funcionaron a la perfección, entendiendo que el secreto de defender bien pasa por tener la mayor cantidad de jugadores detrás de la línea del balón.

La ‘Tri’ entendió y digirió rápidamente el ‘mazazo’ que fue la derrota inesperada ante Bolivia para iniciar la recuperación grupal que estaba en deuda con la atmósfera futbolera de un país que entiende el cambio y está colmado de paciencia pero solicita crecer en actitud.  

Este factor determinante se cumplió a cabalidad y sumado a los niveles individuales y a una idea que de a poco va calando hondo en cada jugador, catapulta las ilusiones nuevamente a lo más alto, aunque se dependa lamentablemente de otros resultados. (I)

La Tricolor cambió su sede de entrenamiento

A la espera. Así estuvo Ecuador este fin de semana, aguardando un resultado, una suerte de milagro futbolístico que le permita clasificarse a los cuartos de final, como uno de los dos mejores terceros en la Copa América.

La alternativa, dentro de los cotejos de hoy, para lograr su boleto a la próxima fase, es que se concrete una victoria por más de un tanto en alguno de los dos encuentros del Grupo C (Perú-Colombia o Brasil-Venezuela).

La meta es difícil, porque Ecuador depende de otros resultados. En Chile la sensación respecto de la Tricolor es que apareció muy tarde. También se ha destacado que el triunfo ante México fue producto de dos históricos: Miller Bolaños a los 26 minutos y Enner Valencia a los 57. La Tricolor realizó un entrenamiento matutino y luego verían juntos los partidos de la tarde.

La plantilla dirigida por Gustavo Quinteros cambió ayer su sede de entrenamiento y dejó las instalaciones que le facilitaron en el complejo deColo Colo. Ayer practicó en la Escuela de Carabineros, en el sector de Providencia, en Santiago.

Hoy realizará una nueva práctica matutina y estará a la espera de lo que ocurra con los partidos del Grupo C. Si Ecuador no se clasifica, la delegación planea volver mañana al país.

El triunfo de la escuadra ecuatoriana tuvo bastantes efectos. No solo condicionó el duelo entre Chile y Bolivia -ambos clasificados a segunda fase por el Grupo A- sino que también determinó la clasificación de Argentina y Paraguay, que lideran el Grupo B. Pero todo se resolvía entre ayer y hoy.

Pero lo más importante, al menos lo que se comentó ayer en el vestuario, es que con su triunfo se retomó la confianza y la idea de Quinteros: darle rodaje a un equipo con miras a las Eliminatorias.

Con el resultado ante México, Ecuador cortó una racha de 11 partidos sin victorias en Copa América. Su última victoria había sido ante Venezuela en 2001.

Este fue el primer triunfo de Ecuador ante México en Copa; el gol de Bolaños a los 26 minutos se convirtió en el segundo más rápido para Ecuador en Copa América detrás del de Christian Benítez en 2007 ante Chile (23’). Bolaños es el primer jugador de Ecuador en anotar en partidos consecutivos en una misma Copa América desde Iván Kaviedes en 1999 y Enner llegó a 13 goles con la Tricolor y es el 10º máximo anotador histórico de la ‘Tri’.

Quinteros tuvo palabras para su equipo: “Jugamos con la intensidad que queremos. Hubo presión, actitud y concentración. A no equivocarse, pero comparado con el juego anterior, se mejoró muchísimo”. (I)

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