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“El reiki no cura por sí solo, es un complemento”

Esta formadora ecuatoriana explica que el reiki también se puede aplicar a animales y plantas, pues también son seres vivos.
Esta formadora ecuatoriana explica que el reiki también se puede aplicar a animales y plantas, pues también son seres vivos.
09 de agosto de 2015 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Los libros de reiki están apilados sobre una mesa de madera, la mayoría fueron adquiridos por María Arboleda, una formadora, que recurre a estas obras para afianzar su conocimiento sobre esta terapia milenaria que nació en Japón. Toma algunos libros mientras explica que todavía le falta mucho camino por recorrer en el reiki.

Antes de explicar cómo empezó su relación con esta técnica, busca un video en YouTube, en el que la maestra Pamela Miles revela cada uno de los beneficios de esta terapia. Miles es un referente para María, porque fue pionera en la integración del reiki en la atención convencional de la salud. Reiki es una palabra sánscrita que significa ‘Rei’, energía universal y ‘Ki’, energía vital. María dice que es una técnica de canalización y transmisión de energía vital, por medio de la imposición de manos, que se utiliza para obtener paz y equilibrio. El reiki incluso tiene la capacidad de mejorar el bienestar psicoemocional y podría ser un instrumento válido para elevar la calidad de vida en las personas con cáncer. Su efectividad ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud y actualmente se está extendiendo con rapidez en todo tipo de centros médicos.

¿Por qué escogió el reiki?

Cuando tenía 15 años decidí ser atea. Mi padre no profesaba ninguna religión y mi madre era muy católica y devota. Hice la primera comunión a escondidas de mi padre, porque así lo quiso mi madre para evitar disgustos. Durante mucho tiempo me mantuve así, atea por convicción, pero el reiki y la espiritualidad me encontraron un día.

¿Cuándo la encontraron?

Cuando más lo necesitaba. He trabajado durante muchos años como consultora para organismos internacionales y he viajado mucho. En una ocasión colaboré con una organización en la que el jefe era terrible y, en poco tiempo, me vi expuesta a sus maltratos. Viví una crisis muy fuerte durante varios meses. Un día, abrí el periódico y me encontré con un aviso que difundía el reiki. En ese instante, pensé: “eso es para mí”.

¿Y qué pasó?

Fui al lugar indicado en el periódico y el sitio tenía una atmósfera diferente. Era una habitación con inciensos y figuras de Buda. Estuve a punto de abandonar el lugar, pero, de pronto, llegó una joven con la cabeza rapada que me preguntó: ¿usted hizo la cita? Le respondí que sí y entré.

Entonces ¿siguió la terapia?

Sí, lo hice. Cada experiencia es diferente. En mi caso tuve ‘vuelos’. Fue como un sueño raro, aunque uno no está dormido. Mientras recibes la terapia escuchas todo. Tenía visiones; veía mandalas (formas geométricas concéntricas, organizadas en diversos niveles visuales). La segunda vez que asistí, esta joven de cabeza rapada —la maestra reiki cuyo nombre es Andrea Thome— me hablaba, y a mí, en ese momento, me parecía que me decía puras tonterías. Pensé: “¿qué hago aquí con esta chica?”.

¿Pero la convenció?

El reiki cambió mi vida. Conforme asistía a las terapias lo confirmaba. Esos ‘vuelos’ que tenía, eran las búsquedas, siempre personales, que uno tiene a lo largo de la vida.

¿Qué sentía?

Un relax profundo. Yo vi mandalas, otros no ven nada. Cada uno lo vive de forma diferente, pero cura.

¿Qué cura?

Nuestra estructura energética y espiritual. Hay casos en que ha mejorado las condiciones de los enfermos de cáncer. El reiki no cura por sí solo; es una terapia complementaria. No somos sanadores ni curadores. En mi caso, solía enojarme con facilidad, además, era hiperperfeccionista. Muchas veces, me tragaba las iras y a las pocas horas me sentía cansada. Recuerdo que después de una sesión de reiki conseguía manejar mejor las iras y ya no es tan fuerte como antes.

María toma en sus manos uno de los libros y busca la página en la que se explica uno de los ejercicios para aplicar el reiki. Ella no ha dejado de profundizar sus conocimientos.

¿Existe una razón en particular para pedir que las personas se recuesten cuando reciben la terapia?

Lo que ocurre es que esta es una posición que ayuda a relajarse. La sesión puede durar entre 45 minutos a una hora. Al principio, les planteamos un cuestionario para saber por qué vienen. Con frecuencia, lo que las personas verbalizan, en ese momento, no responde al verdadero problema. En muchos casos, las personas encuentran las respuestas de su problema al recibir el tratamiento.

¿Es posible aplicarse reiki a uno mismo?

Sí, puede aplicarse a sí mismo de la misma forma que lo haría a otras personas y se obtienen los mismos resultados.

¿Se podría aplicarlo a animales y plantas?

Sí, el Reiki puede aplicarse a todo ser vivo. La energía vital puede ayudar a los animales, por ejemplo, si se encuentran enfermos.

¿Cualquiera puede hacer Reiki o solo ciertas personas tienen este don en sus manos?

Todos podemos recuperar el don. Solo se debe realizar un camino progresivo por el cual una persona ya habilitada y formada (maestro/a) abre tus chakras (centros energéticos) para la canalización de la energía. La persona que empieza a practicar reiki debe ir formándose y entrenándose para manejar esta energía con principios éticos y con amor universal.

¿Qué partes del cuerpo recorre el terapeuta del reiki y cómo sabe dónde colocar las manos?

Existe un protocolo documentado de posiciones que van siguiendo chakras y puntos de confluencia energética en el cuerpo. En esta Anatomía Energética, los órganos y las funciones corporales están codificadas y también las dolencias. A cada dolencia le corresponde una trama de malestares físicos, psíquicos, mentales y espirituales. Cuando se trata un punto se abordan todas estas dimensiones.

¿Es posible nacer reiki a distancia?

Sí es posible. Se aprende a hacerlo en el segundo nivel de entrenamiento reiki. Si se realiza a una persona, tanto presencial como a distancia, siempre se necesita el permiso de la persona receptora. También se puede enviar reiki al pasado y al futuro. Hay ya mucha documentación que está saliendo sobre esta ‘atemporalidad’ y ‘deslocalización’ en diversas prácticas alternativas, incluyendo el reiki y la oración.

¿Hasta qué punto la convicción personal influye en la curación de una persona, a través del reiki?

Dicen que en todas las medicinas influye el efecto placebo, posiblemente en reiki también. Pero en mi experiencia, los efectos que se obtienen en procesos de curación sostenidos no son un mero efecto placebo (es decir que se va pronto y no ataca la raíz del problema).

¿Por qué cree que esta terapia es aplicada en hospitales?

Por sus efectos sanadores, el reiki acompaña tratamientos occidentales, incluyendo los quirúrgicos y los químicos, en hospitales de EE.UU. y España. No es una poción mágica, es una energía que nos permite mejorar nuestra vida integralmente.

¿Cómo nació?

El fundador del reiki

Esta técnica fue desarrollada por Usui, un catedrático y monje japonés a finales del siglo pasado. Él fue el primer maestro reiki. Después de muchos años de estudios en la India, Japón y Tibet seguido por un momento específico de ‘iluminación’, Usui perfeccionó la técnica de canalizar la energía universal que nos rodea, enfocándola hacia los seres humanos para sanar y equilibrar. Cada maestro puede iniciar a otras personas en los distintos niveles de Reiki hasta alcanzar la maestría, si lo desean. Se estima que hay más 200 mil maestros reiki en el mundo.

TESTIMONIO

“Con el reiki, mi sinusitis crónica desapareció”

En mi primera sesión experimenté muchas emociones. Recuerdo que en un momento lloré, pero la experiencia finalmente fue positiva, porque me sentí en paz conmigo misma, algo que no había sentido hace mucho tiempo. Me sentía más feliz y con ganas de retomar muchas tareas que había dejado inconclusas. En esta terapia, encontré la cura a la sinusitis crónica que sufría desde hace 6 años. Cada vez que tenía un resfriado, la sinusitis volvía y podía pasar días con esa molestia. Susana Herrera.

“Me siento más relajada y más paciente”

Después de asistir a varias sesiones de reiki, me di cuenta que mi miedo a enfrentarme a mis conflictos afectivos se desvanecía. Durante mucho tiempo huí de las situaciones que me generaban estrés y rabia. Estos sentimientos estaban asociados a los conflictos sentimentales que enfrentaba con mi pareja. Con el reiki, aprendí a aceptar las cosas con mayor fluidez. Creo que ahora me complico menos; estoy más relajada, más paciente, más comprensiva. Diana Pérez.

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