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El mundo fantástico cobra vida en el cosplay (Galería)

Ana Jiménez, cuyo nombre artístico es Cinnamon Annie, representa a Tauriel, el personaje de El Hobbit.
Ana Jiménez, cuyo nombre artístico es Cinnamon Annie, representa a Tauriel, el personaje de El Hobbit.
05 de octubre de 2014 - 00:00

De la noche a la mañana se convirtió en una hechicera adolescente y se cambió de nombre. Ya no se llamaba Tatiana, sino Lina, Lina Inverse, como el personaje de ficción que inventó Hajime Kanzaka, un escritor japonés para la serie animada Slayers. Lina es sagaz y decidida y Tatiana Fernández la admiraba desde niña. Ahora, a sus treinta y tantos, esta madre de familia que estudió Medicina, consigue transformarse en Lina de un momento a otro. El disfraz se lo obsequiaron sus amigos por su cumpleaños y lo ha lucido en un par de reuniones organizadas por el grupo de Cosplayers de Quito al cual pertenece.

Para sus seguidores, el cosplay es un arte. No es suficiente parecerse a un personaje, tienen que actuar como este: adquirir sus movimientos, expresiones e incluso su lenguaje.

El mayor mérito de los cosplayers, tanto de mujeres como hombres, es que consiguen igualarse a los ficticios y casi imposibles personajes que representan.

Hay 2 elementos que todo cosplayer considera fundamentales: la actuación y la caracterización. La primera consiste en conocer el personaje y aprender sus modismos. La caracterización se centra en el vestuario, los accesorios y la puesta en escena. Lo que distingue al cosplay de una simple fiesta de disfraces no es el maquillaje ni el atuendo, sino su capacidad de interpretar el personaje en cuestión y conocer incluso su psicología.

Un juego que cautiva

Cosplay es una abreviación de la expresión inglesa costume play que en español quiere decir “juego de disfraces”. En Japón, esta práctica se convirtió en toda una institución para quienes desean representar a sus personajes de ficción favoritos. Hay mujeres de 30 y 40 años que personifican a las adolescentesde los dibujos animados o de los personajes de manga. Imitar a figuras de ciencia ficción es un fenómeno que tiene adeptos en diferentes países incluido Ecuador.

Ana Jiménez, de 26 años, fundadora de Cosplayers Quito, explica que este grupo se creó en 2009 con el fin de difundir el cosplay como pasatiempo. “En el país hay más de 200 cosplayers. “Los hay en Guayaquil, Ambato, Riobamba, Cuenca y Machala”. Con cierta frecuencia, participan en convenciones donde representan con sus movimientos y diálogos al personaje escogido. Esta exhibición dura varios minutos.

En estos encuentros, también conocen a otros aficionados y comparten el gusto por este pasatiempo. “Algunos son un ejemplo a seguir y constituyen una fuente de sabiduría, comenta Ana.

Para la escritora y ensayista argentina Beatriz Sarlo, cada vez que los cosplayers utilizan un disfraz se sienten parte de algo más grande y, al estar reunidos con personas que comparten este gusto, también se sienten aceptados.

Ana Jiménez no es solo la fundadora de este movimiento en Quito, también es reconocida por su talento para confeccionar sus propios trajes y la de muchos de sus amigos cosplayers. De hecho, Tatiana tiene en su ropero varios disfraces creados por Ana. Para muchos cosplayers no es necesario ser un gran sastre para confeccionar un disfraz. Hay quienes empiezan reciclando prendas, como faldas, chaquetas y botas. Cuando el personaje resulta más complicado de representar, recurren a sus madres, abuelas y vecinas para que les ayuden con la costura.

Como varios los cosplayers, Tatiana Fernández tiene una profesión. Es médico internista con una especialización en cuidados paliativos. Aunque es una profesión sacrificada, organiza su tiempo de tal manera que atiende a sus 2 hijos, disfruta de la vida en pareja y participa en las convenciones y concursos que esta comunidad organiza. Su hija, de 8 años, ha seguido sus pasos. Empezó a disfrazarse cuando tenía solo 3 años y, entre los personajes que ha representado están Cardcaptor Sakura, de una serie de manga ilustrada; uno de los personajes de Ever After High, una línea de muñecas, así como de My Little Pony, un programa infantil animado que se reestrenó en 2010. Lo más probable es que su hijo, de apenas 10 meses, también se convierta en otro cosplayer.

A Tatiana le gustó la animación japonesa desde que cursaba los últimos años del colegio. Era una seguidora este tipo de animación; veía Mazinger Z, Los Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon, Zenki y otros. Poco tiempo después se interesó por la cultura Otaku que agrupa a los fanáticos del anime, el manga y los videojuegos. La palabra anime hace referencia a los dibujos animados de procedencia japonesa y manga, al cómic japonés. Los seguidores de este arte en Ecuador, la mayoría jóvenes, decidieron conformar el Club Ichiban, a finales de la década de los noventa.

Su único objetivo era divulgar el anime y el manga. Este club fue el primero especializado en anime, cómics y videojuegos en Ecuador. Ana Jiménez y Tatiana Fernández integran este club que hoy en día se encarga de organizar convenciones de cosplayers abiertas a todo público. “No se trata de la típica fiesta de disfraces, esto es mucho más”, aclara Ana. En el transcurso del año, esta joven —cuyo nombre artístico es ‘Cinnamon Anni’— confecciona diversos vestuarios. Desde que decidió convertirse en cosplayer, hace 6 años, ha diseñado alrededor de 80 trajes, sin contar con aquellos que ha confeccionado para otros miembros del grupo.

Son prendas que parecen salidas de los cuentos: son tan fieles a los originales que cada vez que ‘Cinnamon Anni’ los luce consigue representaciones únicas. Es una afición costosa, porque, además, de comprar las telas, tiene que adquirir pelucas, lentes de contacto y maquillaje. Ana no tiene mayor dificultad en confeccionar los trajes, porque estudió Diseño de Productos, con una especialización en estudio de materiales. En diciembre del año anterior se confeccionó el traje de Tauriel, el personaje de ficción de la trilogía El Hobbit.

Tauriel es la comandante de la guardia del rey Thranduil de los elfos silvanos del Bosque Negro. Con este traje asistió al estreno de esta película en Quito. “Algunas personas se me acercaban y querían saber si me habían contratado para promocionar el filme, pero les expliqué que nosotros nos vestimos así porque se trata de un pasatiempo”. En confeccionar un traje, puede tardar ente 1 y 2 semanas, todo depende de la complejidad del vestuario escogido. Nunca falta la ocasión para que luzcan sus vestuarios. Cuando el grupo Cosplayers Quito celebró su aniversario, escogieron una temática y todos se disfrazaron.

Las convenciones suelen realizarse en la época de vacaciones, tanto en la Costa como en la Sierra. Ana y Tatiana coinciden en que el cosplay es una expresión artística. Para los cosplayers esta es una manera de ser un artista y de hecho lo son. Gracias a Internet, muchos han podido crear perfiles y hasta blogs para mostrar su trabajo.

Según un artículo publicado en la revista digital Enter, la gente disfrazada hizo que los juegos, las películas, las series, la ciencia ficción y los cómics pasaran de ser hobbies de pocos a ser reconocidos por casi todos.

Pura ficción:

A quienes practican cosplayse los llama cosplayers. Ellos y ellas se encargan de dar vida a un personaje. A veces, juegan al héroe o al villano. Todo depende del personaje.

A quienes elaboran sus propios trajes se los denomina cosmakers. La confección, según la complejidad del traje, demanda semanas y en ocasiones, meses de trabajo constante.

Las pelucas no siempre se consiguen en el mercado ecuatoriano. Algunas mujeres cosplayers suelen adquirirlas en tiendas extranjeras, a través de Internet.

El maquillaje es un elemento clave para cualquier cosplayer. Gracias a este es posible completar la caracterización. Suelen utilizar la pintura Aquacolor para el cuerpo.

En diferentes países del mundo, hay cosplayers que imitan a los personajes de los videojuegos de moda. Muchos de ellos visten con armaduras y trajes entallados.

Los orígenes:

¿Dónde nació el cosplay, en Estados Unidos o Japón?

El cosplay nació en Estados Unidos durante las convenciones de ciencia ficción, donde es una tradición que los asistentes se disfracen de los personajes de los cómics. Fue así que durante la World-con, en Los Angeles en 1984, un periodista japonés, Nobuyuki Takahashi, quedó admirado por el entusiasmo de los participantes y decidió replicar esta iniciativa en Japón.

En los espacios públicos, los cosplayers aparecen disfrazados

En Japón es usual encontrar a diario cosplayers en espacios públicos, como calles, parques y centros comerciales. Sin embargo, es en las convenciones tanto de anime como de videojuegos donde los aficionados a este arte confluyen en mayor número. Niños y adultos acuden a estas presentaciones para tomarse fotografías con sus artistas favoritos.

Estos actores causan furor durante los estrenos de las películas

También hay una fiebre de cosplayers que se visten como los personajes de las películas que apenas se estrenan en las salas de cine del mundo. Muchos de ellos, acuden a ver la película vestidos como los personajes del filme. En Ecuador, los cosplayers también lo hacen. Esto ocurrió, hace algunos años, durante el estreno de los nuevos capítulos de la Guerra de las Galaxias.

En esta comunidad, muchos se reconocen por los nombres artísticos

La mayoría de los cosplayers utiliza un nombre artístico. Con este se dan a conocer para participar en convenciones internacionales. Los cosplayers que asisten a estas ferias ponen en práctica sus habilidades histriónicas con un estudio de las expresiones faciales de su villano o superhéroe e incluso cuentan con una variedad de poses clásicas para las fotos.

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