Quienes tienen más de 30 años deben recordar que en su niñez comieron, al menos una vez, un manjar preparado en olla de barro. Eran otros tiempos, con menos afanes y las abuelas eran el epicentro de las festividades familiares. Las preparaciones en olla de barro tenían un sabor especial, no solo por el amor que ellas vertían en cada plato, sino porque efectivamente este recipiente otorga un sabor especial a las comidas.

La explicación es que al ser el barro o la arcilla un elemento natural, que no hay que procesar para obtenerlo, tiene mejor química con los alimentos durante su preparación.

Aunque se ha ido perdiendo esa costumbre, aunque aún existen restaurantes en los que sirven manjares en estas ollas. Pero si usted quiere disfrutar este placer en casa no es nada complicado. En los mercados de las diferentes ciudades se comercializan estas ollas, a precios que oscilan entre USD 1 y USD 10 de acuerdo al tamaño. Lo ideal es comprar recipientes individuales para preparar platos personalizados.

Una receta imbatible es majar plátano verde y aderezarlo con un refrito de ajo, cebolla, achiote, pimiento, sal y pimienta.

En cada recipiente de barro se coloca pescado crudo cortado en dados y se baña con el majado de plátano y hornea por 30 minutos. ¿El resultado? Un clásico de la cocina costeña, con mucho sabor y alto valor nutricional.

Es importante decir que las ollas de barro deben curarse para ser usadas. Asegúrese que al comprarlas no sean lacadas sino que conserven ese color mate del barro. Hay varias formas de curarlas; una de ellas es poner leche suficiente y dejarla hervir a fuego lento y mantenerla en reposo. Luego se lava la olla y está lista para usarse.

Otra forma es añadir agua, unas gotas de limón y bicarbonato de sodio y hervir hasta que se reduzca y de nuevo añadir los mismos ingredientes para repetir el proceso. Al finalizar se lava y está lista para comenzar esta aventura gastronómica.

Hay infinidad de alternativas que pueden prepararse en estos recipientes. Platos gratinados, cazuelas de granos (fréjol, lenteja o garbanzo) o cazuelas de mariscos son excelentes candidatas para ser cocinadas en ollas de arcilla.

Hoy existe un movimiento que busca un mejor vivir y eso incluye alimentarse mejor. El primer paso es ir al mercado, comprar un recipiente de barro, curarlo y comenzar a experimentar el sabor y saber ancestral.

Es momento de recuperar la sazón de las abuelas y los recipientes de barro son una gran herramienta para moldearla. ¡Buen provecho!