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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

Ganar la batalla de las ideas

31 de diciembre de 2019 - 00:00

Estas primeras décadas del siglo XXI, que tan esperanzadoras parecían tras el fin de la guerra fría, el desmembramiento del imperio soviético, el derrumbe del muro de Berlín, la extensión de sociedades más democráticas, nos han dejado un sabor no tan placentero, sobre todo cuando miramos los enfrentamientos bélicos que aún persisten en el mundo, así como la agitación que se perfila en el ambiente en diversas regiones.

Debemos convenir en que es importante el trasladar los enfrentamientos a las mesas de negociaciones, a poner en juego las ideas, a convencer con argumentaciones y no con agresiones físicas o con guerras. Por ello, retomo las palabras escuchadas en uno de sus discursos a un ilustrado hombre egipcio, Ismail Serageldin, creador de la nueva Biblioteca de Alejandría: “debemos ganar la batalla de las ideas”, haciendo que impere la razón sobre las armas.

Los focos de violencia, que no solamente están en el uso de armas de guerra, cada vez más sofisticadas, sino también en la penetración informática, que cada vez dará más que hablar, en la desigualdad de oportunidades de los diferentes segmentos de las sociedades alrededor del mundo, deben ser reemplazados por la capacidad argumentativa que se plasme en acciones positivas.

Este último año ha sido particularmente duro para América Latina, con olas de violencia en nuestro propio país, pero que también se han manifestado en sociedades aparentemente más evolucionadas como la chilena y que han tenido explosiones en Colombia, en Bolivia, en México y focos permanentes de violencia institucionalizada en países como Venezuela y Nicaragua, que sufren la presencia de dictaduras solapadas.

No es el momento de hacer análisis pormenorizados de las razones y las diferencias en cada uno de los casos, pero sí tomar en consideración, que en nada han mejorado los pueblos en los que la violencia se ha manifestado en las calles.

En este comienzo de año, vale la pena hacer un ejercicio de reflexión, que permita que afloren las ideas y se pueda llegar a consensos que alivien las tensiones y nos abran un futuro mejor. (O)

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