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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

Tolerancia con el otro, sí. Fanatismo jamás

05 de enero de 2023 - 00:00

Pasó una Navidad más. Diciembre es el mes que la humanidad en su espíritu cristiano es travestido con mayor énfasis de Papá Noel o Nicolás. Sea el Niño Dios o el Noel los dos personajes que, con un espíritu de solidaridad, humildad, bonachonería, caridad, compasión, humanidad, se acuerdan de la existencia del prójimo.

La preocupación por el prójimo, en ocasiones, esconde un cierto narcisismo. Más preocupa divulgar las buenas obras que la afectación por el mismísimo prójimo. Una vez cumplida la obligación “de amor al prójimo” arranca la maratón de las bebidas, comidas y otros excesos.

André Comte-Sponville, filósofo francés contemporáneo, sostiene que en este tiempo el espíritu religioso se ve fortalecido. Fechas como las de Navidad harían pensar que vivimos un retorno de la espiritualidad. Podríamos pensar que también es un retorno de la fe. No me refiero a una experiencia individual, sino a un sentimiento cultural. En ese ámbito es evidente que el mundo atraviesa tiempos de dogmatismo, oscurantismo, integrismo y, a veces, de un arraigado y fuerte fanatismo. La Navidad no se escapa.

Para Occidente, el cristianismo es un elemento constitutivo de su cultura. Hasta los ateos guardan en su ser una estructura espiritual de raigambre cristiana. Pero el cristianismo no escapa a un espíritu irreligioso saturado de dogmatismo, oscurantismo, fanatismo, superstición y que deriva en posiciones fundamentalistas.

André Comte-Sponville, dice que “la espiritualidad es demasiado importante como para dejarla en manos de los fundamentalismos. La tolerancia, un bien demasiado precioso para que la confundamos con la indiferencia o la molicie”.

Occidente critica el fundamentalismo islámico y no se autoanaliza en el propio. Occidente mira la paja en el ojo ajeno y no es capaz de ver la viga que tiene en el suyo propio.

La Navidad se volvió un reflejo de quiénes somos. Mejor sería aprender a vivir bien sin necesidad de ejercer ningún ejercicio discursivo adorador. 

El fanatismo religioso está matando el espíritu de la Navidad. Tolerancia con el otro, sí. Fanatismo para juzgar al otro jamás.

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