Tatiana viene originalmente del latín, pero en Rusia se popularizó. Este nombre pasó a otras lenguas eslavas (ucraniano, polaco, checo, croata, serbio, búlgaro y más). También en las lenguas eslavas es popular su forma corta Tanya (escrita en español como Tania o a veces como Taña, imitando la pronunciación rusa). Significa hiperactiva, en referencia a las mujeres sabinas.
De la hermosa lengua rusa también nos han llegado otros nombres de mujer. Uno es Natasha, nacida en natal o en Navidad. En español decimos Natalia y en francés Nathalie, como en la famosa canción de Charles Aznavour: “Il avait un joli nom, mon guide, Nathalie”, tenía un lindo nombre mi guía, Natalia. De origen hebreo es Anya, equivalente a nuestra Ana, que significa buena. De origen griego son Anastasya con su diminutivo Tasya que significa resurrección, y Sofía que es sabiduría. La Helena griega, que significa brillante, es en ruso Kalina (no confundir con Kalinka que es una mora silvestre y que inspiró la célebre canción de la II Guerra Mundial). La Irene griega es Irina en ruso y significa paz. Dasha es regalo, Laika es labradora y Kira es alegría. Sasha es el diminutivo de Alexandra, mientras el diminutivo de María es Masha. Hablando de Masha, este nombre es ahora famoso por el dibujo animado ruso inspirado en un cuento folclórico: Masha y el Oso. ¿No lo ha visto? Vea en You Tube y hágale ver a su niño pequeño “Masha y el Oso” en español. Masha tiene a la vez un diminutivo, Mashenka, aunque mi sobrina Amelia de dos años dice “Mashita”, imitando el diminutivo español, palabra que en japonés es la forma respetuosa del pasado.
Populares en ruso son además Olga, Svetlana, Akilina, Galenka, Galya, Yulenka, Yaroslava, Larisa, Nadenka. Yo tenía 12 años cuando me enamoré de Vanya. No era rusa, sino brasileña. Es que los brasileños son como los manabitas: buscan nombres raros para compensar sus escasos apellidos. Así como muchos manabitas son Zambrano, muchos brasileños son Silva. (O)
