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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Roscio y la Biblia revolucionaria

17 de mayo de 2015 - 00:00

El hecho de que la Biblia haya sido leída de un modo o de otro no es novedad, pero sí lo es que se haya extraído de ella el sentido revolucionario y sus designios sobre la justicia social y, además, que ese ejercicio haya sido realizado tempranamente (s. XIX) en América Latina, un lugar cultural que se ha caracterizado por la capacidad no solo de crear sino también de reelaborar las ideas del mundo, aun las de los propios colonizadores, con el propósito de comprender nuestra realidad y, si es necesario, transformarla.

Juan Germán Roscio, un prominente venezolano (1763-1821), estuvo encargado de escribir un texto político jurídico para demostrar que la soberanía descansaba en el pueblo y no en el Rey y escribió el famoso texto ‘El triunfo de la libertad sobre el despotismo’, en el que desarrolló la doctrina y justificación de la Independencia e interpeló el dogma de la ‘obediencia ciega’. Para desmontar a la oposición que esgrimía el argumento de la legitimidad de la monarquía por designio divino consagrado en las Escrituras, Roscio extrajo de la propia Biblia los argumentos que consagraban el derecho de los pueblos a regir sus destinos, con lo cual confirmaba la posibilidad del libre albedrío de los hombres/mujeres para tomar decisiones en la Tierra, especialmente sobre asuntos políticos. Se transformaba Roscio, entonces, en uno de los pensadores que desafiaba la exclusividad de los defensores de la tradición de ser los únicos intérpretes del texto sagrado, pero además  inauguraba la tradición latinoamericana acerca del rol revolucionario que debía cumplir el cristianismo en estas tierras.

Algunos estudiosos de Roscio, como Domingo Miliani, afirman que junto al maestro Simón Rodríguez, Roscio fue un precursor de la revolución social. Según Miliani, Roscio introdujo una teología de la emancipación y propuso el uso de la Biblia como un manual de acción revolucionaria; además, indujo a leer las sagradas escrituras como texto histórico y doctrina de luchas.

La postura de Roscio fue quizás el antecedente de la corriente contemporánea de la Teología de la Liberación desarrollada en América Latina, desde la segunda mitad del siglo XX, que proponía la transformación del orden social y la lucha contra la pobreza, como uno de los postulados de Cristo y razón del cristianismo. Era una respuesta del ala progresista o de izquierda de la Iglesia católica latinoamericana, frente a una realidad lacerante que demostraba la enorme desigualdad social y económica de la región. Al desprenderse de la interpretación unívoca de la Biblia desde el poder y la visión eurocéntrica, América Latina inició la tradición de una lectura a contrapelo del texto mayor e identificó al Cristo terrenal, al Cristo político, que hablaba de la lucha contra la pobreza, enfocado no solo en la salvación individual para entrar al reino de los cielos, sino en la transformación social necesaria en la Tierra.

Te recordamos Juan Germán Roscio, porque tú hiciste una de las primeras grandes rupturas con relación a las ideas de la teología de la dominación colonial. (O)

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