En los últimos años la academia ecuatoriana ha logrado un repunte en el número de artículos científicos publicados en revistas indexadas. Si bien es cierto que el país aún se encuentra alejado de la media regional, dicho avance ha permitido sentar las bases para que podamos generar conocimiento.
Los resultados han empezado a ser evidentes. Varios artículos científicos de investigadores ecuatorianos son aceptados en mayor número en revistas de renombre como Nature; además, varios investigadores logran reconocimientos internacionales por sus esfuerzos. Considerando estos puntos todo apuntaría a que el futuro de la academia ecuatoriana es prometedor.
Pero ese enfoque es tristemente algo alejado de la realidad puesto que, en tiempos de escasez económica, cada vez se vuelve más difícil obtener recursos para hacer investigación y capacitarse. Con dicho escenario en frente, ¿cuál es el rol de la academia en el Ecuador de hoy?
Responder una pregunta de este calibre con la profundidad requerida va más allá de las reflexiones individuales, necesitando un debate colectivo; quizás ese debería ser el punto de partida, dialogar más entre nosotros sobre nuestro rol. Pero este debate debería ir más allá de congresos aislados en unas pocas universidades; hay que crear un espacio de representación de la academia de carácter nacional.
Otros sectores de la sociedad civil han logrado espacios de este tipo para lograr diálogos organizados que les permitan tener una única postura frente a los planteamientos del poder de turno o sobre las necesidades sociales; dichas organizaciones son las conocidas como cámaras.
Ecuador ganaría mucho con una organización como la Cámara de la Academia. Por ejemplo, esta organización podría brindar un espacio neutral para las discusiones entre varios sectores sociales o públicos, basándose en evidencias. Cuánto bien nos haría tener a una academia unida y representativa en diálogos como el de la flexibilización laboral, el cual genera posiciones dicotómicas entre los trabajadores y los industriales.
Sin duda, una visión neutral basada en datos y evidencia, proveería puntos de encuentro. El viejo adagio de “La unión hace la fuerza” viene perfecto para nuestros tiempos en Ecuador. (O)