La Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional se encuentra analizando las reformas al Código Orgánico de la Función Judicial, lo cual, me parece muy bien, en cuanto a dotarle a la Función Judicial de los elementos importantes que se requieren para una mejor administración de justicia en el país. Una sociedad que no tiene una administración de justicia honesta, experimentada, imparcial, con conocimientos, ágil y eficiente, es una sociedad condenada a la inseguridad, a la desconfianza, al tráfico de influencias y a la corrupción judicial. Y es una sociedad que va en picada muy rápidamente al abismo. Una sociedad con una administración de justicia honesta y especialmente con probidad intelectual, libre de presiones de distinta naturaleza y, principalmente, libre de corrupción, dignifica la presencia nacional e internacional de un país y, le procura respetabilidad en todos los órdenes.
Sugiero que la Comisión analice, para las reformas pertinentes, hasta qué punto, en estos momentos, se debe mantener la oralidad total en los juicios. No digo que se elimine, porque hay un mandato constitucional vigente. Sugiero que las Audiencias se limiten, en la primera instancia, exclusivamente a las de Juzgamiento, pues de la experiencia que tengo, la acumulación de Audiencias, especialmente en lo penal, no permiten resoluciones ni sentencias, en la mayoría de los casos, apegadas a derecho. Hay miles de causas que diariamente se inician, hay cientos de causas que se acumulan, no existe un buen número de jueces que las tramiten, el tiempo para las exposiciones en las Audiencias es cortísimo, todo lo cual, no coadyuva a una buena administración de justicia. En poco tiempo colapsaran las salas de audiencias. En qué momento, un Juez, o un Tribunal, que tiene una o más de una Audiencia en el día, puede analizar debidamente un juicio para estar bien claro en la que tiene que emitir una resolución? No hay tiempo. Conozco muchísimas sentencias y autos resolutivos que son contrarios a derecho, porque los jueces no conocen ni estudian los procesos desde su inicio para tener una comprensión cabal del asunto o problema jurídico que deben resolver. Esto, no puede ni debe continuar, porque va en detrimento de la función de administrar justicia en forma correcta.,
Un juez, necesita tiempo para pensar y discernir sobre lo que debe resolver. Y hay que darle ese tiempo para que pueda hacerlo con honradez intelectual, lucidez e imparcialidad. (O)
