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El Telégrafo
Juana Neira Malo

Reflexiones covid-19

27 de marzo de 2020 - 00:00

Propongo hacer un ejercicio reflexivo frente al planeta: el cómo nosotros, sus habitantes, lo hemos agredido indiscriminadamente, el consumismo obsceno impuesto por un mercado que se ha basado en la obsolescencia programada para esclavizarnos a su antojo.

Una polución escondida detrás de un tul de “smog” a la que no hemos tenido la voluntad de combatirla. Guerras fratricidas en las que ha primado el negocio de la industria armamentista y los intereses económicos de pocos, frente a la pauperización impetuosa de la desigualdad y la injusticia.

La corrupción violenta y desmedida de gobiernos, ciudadanos, entidades públicas y privadas, que nos han llevado al colapso económico y de valores humanos. La indiferencia, la falta de solidaridad y empatía con nuestros pares, el racismo y la exclusión impetuosa con la “otredad”. La xenofobia a ultranza ejercida entre pueblos hermanos.

Generaciones de jóvenes que han crecido desde la práctica obsesiva de la inmediatez y la abundancia, sin experimentar la austeridad, la escasez, el cuidado del agua y la energía.

Adultos convertidos en hacedores de fortuna, rendidos por el exitismo y la felicidad sustentada más en el tener, que en el SER.

Abuelos asombrados y aterrados sin entender este vértigo confuso, que los ha dejado en soledad con sus principios y valores arrasados por la ironía de lo mediático y lo volátil de la convivencia cotidiana del mundo actual. Han sido premisas que nos han debilitado en nuestra condición humana como habitantes de este universo llamado Tierra.

En este panorama planetario nos sorprende desprevenidos este “brote viral” indiscriminado y perverso, que está diezmando países y continentes sin tregua y piedad.

Así, luego de algunos días estamos confinados para preservar, la salud de los demás y la de nuestras familias. Situación compleja, difícil de asimilar, cuando muchos ciudadanos de nuestros países pobres, viven de su trabajo diario.

Hagamos de este aislamiento, una trinchera interior que combata a este monstruo letal, que fundará un antes y un después, en el planeta y en nuestros corazones. (O)

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