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El Telégrafo
Gabriel Hidalgo Andrade

Correa no es Correa

08 de septiembre de 2019 - 00:00

Rafael Correa es un timo publicitario que debe desmitificarse cuanto antes. Mientras unos se desencantaron con el tiempo, los más furiosos se fanatizaron al extremo de la sordidez y la enajenación. Esos son los pocos que quedan.

Ninguna de las pruebas ventiladas por la justicia ordinaria parece servir a los incondicionales. Cada una de sus estomacales narraciones parte de un complot indigerible de los enemigos de la patria. Lo hacen por defender su legítimo derecho al autoengaño y para sentirse importantes frente a algo ficticio que llaman correísmo.  

Correa no es Correa, ni el correísmo es algo. Rafael Correa es el producto de una exitosa estrategia publicitaria para conseguir el poder. Luego lo conservaron bajo una intensa campaña de propaganda presente hasta en los partidos de fútbol.

Hoy existen denuncias sobre muertos que votaban, de resultados electorales tramposos y de donaciones procedentes de Odebrecht o del terrorismo. Pero esto no parece importarles a los fanatizados.

En la pregunta 4 de la consulta de 2018 se revela la auténtica intención del voto correísta. Un absurdo 27% de electores votó a favor de los delitos sexuales cometidos en contra de los niños, sector que muestra el ilógico delirio de los adictos a Rafael Correa.

Pero ese 27% no es un patrimonio electoral de nadie. Ese es un invento dicho y reconocido solo por ellos mismos u otros ingenuos. Ese porcentaje corresponde al voto populista histórico desde el retorno a la democracia y que apenas supera al 23% de intención del voto encontrado por un reciente estudio de Eureknow.

El fracaso electoral del correísmo se puede mirar en las elecciones seccionales de 2019. El nuevo correísmo no consiguió ninguna alcaldía y solo 2 prefecturas de las 24 posibles.

Creer que un ausente vendrá a arrasar en las elecciones es confiar en el irrazonable mito que solo sus fanáticos se cuentan. Correa no es Correa. Es un remedo de sí mismo, una farsa creada por la propaganda todavía viva de los Alvarado. (O)

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