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El Telégrafo
Felipe Rodríguez

Plantando cadáveres

17 de agosto de 2020 - 00:00

Necesito que lean esto tres veces y se lo memoricen. Si se lo memorizan, nuestra justicia tendrá esperanza.

Discutí con alguien que aprecio mucho. Mi punto: que el asesino debe quedar libre si no se prueba su asesinato. El punto de mi amiga: que si todos estamos seguros que mató, se le debe plantar cadáveres para que responda por los delitos que sí cometió. La realidad: vivimos un sistema de justicia en el que muchas veces se inventan evidencias por la certeza de culpabilidad del procesado. ¿El problema? Allá vamos.

Caso A: Juan mató a siete personas, pero Fiscalía es incapaz de demostrarlo, al punto que ni los cadáveres encontró. Pero Juan sí mató y como sociedad no podemos permitir que quede impune, por ello, vamos a una fosa común, encontramos un cuerpo aún caliente, y se lo plantamos en la cajuela del auto. Juan se va preso por un cadáver que no le pertenece, pero no importa, porque sí mató.

Ustedes me dirán: pero si sí mató, ¿qué importa que lo hayan condenado con un cadáver ajeno? Para responder a su quemeimportismo, déjenme pasar al escenario que les asustará.

Caso B: Usted jamás le ha quitado la vida ni a un zancudo, pero tiene enemigos en el gobierno y la mejor forma de destruir su vida es plantándole un cadáver en la cajuela. Se lo plantan, lo procesan y lo condenan. Como hay sentencia, todos dirán que se demostró que mató.

Me dirán que el Caso A es justo y el Caso B es injusto. No, gente, no. Los dos son igual de injustos, igual de ruines, igual de macabros.

Si como sociedad estamos dispuestos a aceptar que un culpable sea declarado culpable sin pruebas, estamos abriendo la puerta para que un inocente sea condenado sin pruebas. Si como ecuatorianos nos hacemos de la vista gorda cuando, por ejemplo, a un corrupto lo condenan sin evidencia alguna, entonces como ecuatorianos estamos aceptando que a un honesto se lo condene sin evidencia alguna.

La garantía que tiene un inocente de no ser condenado sin pruebas o con pruebas falsas, es justamente que al culpable no lo condenen sin pruebas o con pruebas falsas. Garantizar al culpable un debido proceso es una forma de utilitarista de garantizarnos a nosotros mismos ese debido proceso.

Entendámoslo bien: aplaudir el Caso A equivale a provocar el Caso B. Esto es un círculo vicioso dentro del cual, con los años, ya no se sabrá si Juan o usted son culpables. Todo esto es sencillo de entender para cualquier ser cerebrado, y si así no lo entienden, pediré a Bonil que se los dibuje.

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