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El Telégrafo
Bernardo Sandoval

Pánico por el coronavirus

01 de marzo de 2020 - 00:00

El impacto mediático que ha tenido la epidemia de la enfermedad causada por el coronavirus (covid-19) ha sido notable. Cínicamente se ha afirmado que se trata de una exageración para distraer la atención sobre eventos políticos como el juicio político a Trump o su incidente con Irán. Obviamente estaban equivocados. El problema es serio y real.

Las prácticas culturales de comercio y consumo de animales salvajes como el murciélago y el pangolín, comunes  en China,  parecerían ser la causa del brote epidémico que tiene visos de convertirse en pandemia y que, como en pocos casos, ha provocado un pánico desbordado.

La facilidad de contagio de la enfermedad causada por el covid-19 es ostensible y mayor que las de otras epidemias de la década como las del SARS, MERS y la influenza por el virus AH1N1. Este hecho ha determinado que el número de casos haya alcanzado la cifra de 80.000 pacientes infectados en algo más de dos meses; no obstante, la mortalidad no es muy alta, siendo del 3,49% de los pacientes que llegan a padecer la enfermedad.

Según un estudio de 44.000 pacientes, dado a conocer por el Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades, el 80% de los casos son leves, el 15% son moderados y el 5% entre críticos y mortales. Si bien es verdad que la epidemia por covid-19 apenas está en sus primeros meses, por comparación, la pandemia de influenza por AH1N1 (llamada gripe porcina), en 2009, produjo cerca de 300.000 muertes.

Por otro lado, en la enfermedad por coronavirus, la mayoría de las muertes ocurre en personas mayores a 65 años, a menudo con otros problemas de salud, mientras que en la pandemia de influenza de 2009, por el virus AH1N1, el 80% de las muertes ocurrió en pacientes menores de 65 años.

Hay datos que muestran que, en China, el número de nuevos casos está disminuyendo significativamente. Todo lo indicado hace pensar que la pandemia de coronavirus no tendrá el carácter apocalíptico al que el pánico colectivo ha inducido creer; no por ello debemos dejar, como país, de prepararnos con conciencia y con agudeza técnica. (O)

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