El presidente Zelensky se apareció este jueves por el centro médico en el que permanecieron en cuarentena los 72 evacuados de Wuhan.

El excomediante, membretado en su andar político como populista, repartió abrazos, posó para fotos y presidió una suerte de ceremonia de graduación en la que los asistentes vestían camisetas que decían “14 días en observación por la seguridad de Ucrania”.

El viernes abandonaron las instalaciones médicas de la Guardia Nacional en Novi Sanzhary y fueron llevados a Kiev, donde se les entregó un certificado de salud y quedaron en libre movilidad. Todos dieron negativo a la prueba final de covid-19. Los argentinos avanzaron el sábado a Madrid para viajar a distintos puntos. Los dominicanos en cambio anunciaron el regreso a casa en grupo para el fin de semana. Al momento de escribir esta columna, no se conocían ni los planes ni el paradero de nuestros compatriotas. El sigilo es parte del protocolo.

El gobierno ucraniano dijo que los 27 refugiados extranjeros pasaron a ser responsabilidad de las embajadas y los consulados de sus países. Ecuador tiene en Ucrania un cónsul honorario de origen europeo. También dijo que las naciones amigas iban a asumir los costos que les correspondían. El Consejo de Ministros destinó de manera emergente $107.500 para la operación.

Vladimir Zelensky tenía un programa de sátiras políticas en televisión, pero en el ejercicio del poder no hay chistes de por medio. Es tajante: acaba de cambiar a nueve ministros de un plumazo, le ordenó a la ministra de salud que también haga la cuarentena con los evacuados y le pidió la renuncia al gobernador en cuyo territorio hubo manifestaciones tan violentas que trastocó el plan original de evacuación.

Con la misma drasticidad con la que dispuso el envío de un avión para recoger a propios y extraños, acaba de confirmar que limitarán los eventos públicos, que se prohibirán por el momento los torneos deportivos y que se suspenderán las clases.

El 2 de abril entra en efecto el acuerdo mutuo para abolir las visas entre Ucrania y Ecuador pero veamos si no cambia de idea sobre el libre flujo de turistas y migrantes. Había prometido que el coronavirus no iba a ingresar, pero un ucraniano regreso enfermo de Italia. Ecuador y Ucrania son tan disímiles como Zelensky y Moreno, pero a veces las soluciones llegan de los rincones menos pensados. (O) 
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