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El Telégrafo
Felipe Rodríguez

¿Nos armamos?

01 de febrero de 2021 - 00:00

El clamor popular exige que nos armemos contra la delincuencia, pues si el Estado se queda de brazos cruzados, dicen las masas bélicas, son los ciudadanos los que deberán defenderse solos. ¿Qué tan racional es este criterio? Vamos a ver.

Empecemos con estadísticas: el 58% de los delitos violentos se cometen utilizando armas de fuego en Ecuador. El 44% de los homicidios en el mundo son por disparos. Al menos 500 personas al día mueren en el mundo por heridas de proyectil. Ahora, la pregunta es, ¿si se legaliza el porte de armas, cambian estas estadísticas?

Miren, el ser humano, por ser animal, es violento. No lo digo yo, lo dice la biología. Una persona es peligrosa, naturalmente, desarmada. Ahora, ¿se imaginan armar a tanta bestia al volante, a cada macho cabrío, a cada fanático político, a cada mafiosito de esquina? Créanme, las estadísticas se dispararían, literal.

Ya sabemos que la falta de inversión en la justicia ensalza la impunidad y evita el descubrimiento de tanto asesino suelto, pero les cuento un secreto: si bien no podremos determinar quién mató a quién con la tecnología de CSI, sí podemos llevar tras las rejas al que comete el delito de portar de armas.

Estadísticamente, mientras más número de armas en las calles, más muertos. Yo sé, usted es el impoluto y controlado orangután de la manada. Tranquilo, le creo. Pero abra esos ojitos y vea la podredumbre de su alrededor. ¿En verdad armaría a tanto desadaptado y poco erudito en el manejo de armas que habita entre nosotros?

Quizá tengo una solución híbrida, más equilibrada y conciliadora: si sabemos que somos violentos, no nos dejen caminar armados. Mantengamos el delito de porte de armas, para apresar a quien anda armado, y así le ponemos tras barrotes antes de que dispare o asalte (esto se llama delito de peligro). Pero, a su vez, si eso les hace sentir más seguros, legalicemos la tenencia de armas, es decir, tener armas en nuestros hogares sin transportarlas, y así podremos defendernos de quien entra a matarnos y justificamos que cada loco se arme puertas adentro y no puertas afuera.

Bueno, ya, admito que estoy dejando una estadística proyectiva de lado: los hogares ecuatorianos, siento decirles, también son un nido de violencia, y dicen los expertos que en aquellos donde existen armas de fuego (y son violentos) es 12 veces más probable que un miembro de la familia sucumba al plomo.

¿Entonces cuál es la solución? Ya sé que son animalitos de la creación, pero el ser humano es el único animal racional, ¿no? Entonces piensen: ¿qué es más sensato? ¿armarnos todos para dispararnos o desarmarnos todos para no dispararnos?

 

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