El sábado pasado, el tenis ecuatoriano recibió una excelente noticia, Nicolás Lapentti Gómez, gloria del deporte blanco nacional, resultó electo por unanimidad como presidente de la Federación Ecuatoriana de Tenis (FET). Esta designación llena de alegría y optimismo a todos los que de una u otra manera estamos involucrados en el tenis competitivo: tenistas, entrenadores, padres de familia, dirigentes y aficionados.

La trayectoria de “Nico” como jugador no está en discusión, campeón nacional juvenil en todas las categorías, campeón de dobles juvenil en Roland Garros y Abierto de los Estados Unidos, ganador del prestigioso Orange Bowl en singles categoría 18 años, ganador de varios títulos ATP en singles y dobles, semifinalista en el Abierto de Australia 1999 y ex número 6 del mundo, además de ser el jugador Copa Davis con más presencias y más triunfos en esta competición.

La pasión que Nicolás lleva en sus venas, especialmente cuando se trata de defender los colores de nuestro país, es algo que siempre lo caracterizó y lo convirtió en el líder del grupo, ahora deberá trasladar esa capacidad de liderazgo a una área nueva para él, la de la dirigencia deportiva.

Estoy seguro de que este será un reto que sabrá afrontar de la mejor manera. Se ha rodeado de un gran equipo de trabajo, personas con ganas de aportar, de servir, desinteresadas, que quieren hacer una diferencia y sacar adelante a nuestro tenis.

Pienso que Nicolás, al aceptar primero la candidatura y posteriormente al ganar la presidencia, está demostrando sus ganas de devolverle algo al deporte que tantas satisfacciones personales le dio, pues no será un trabajo fácil, hay muchas cosas que corregir y cambiar, hay que invertir mucho tiempo en un trabajo no remunerado, en el cual tendrá que buscar soluciones para resolver los muchos problemas que heredará.

Nicolás no necesita un cargo directivo para figurar, tampoco lo necesita para viajar, algo que gracias al tenis ha hecho toda su vida y lo continúa haciendo actualmente retirado del tenis profesional desde hace algo más de un año, con algunos  nuevos proyectos personales, podría tomar las cosas con más calma, dedicarle más tiempo a su familia, a su hija de pocos meses de nacida, pero su voluntad de servir, de marcar una diferencia, lo llevaron a aceptar este desafío.

Otra ventaja con la que contará el nuevo presidente es su bien ganado prestigio y reconocimiento a nivel nacional e internacional, situación que puede abrir muchas puertas para la firma de convenios de cooperación con federaciones con mayores recursos e infraestructura que la nuestra.

La reputación de Lapentti va más allá de lo tenístico, pues como jugador siempre fue considerado una persona amable, correcta, educada, inteligente, conciliadora, un gran embajador de nuestro país dentro y fuera de las canchas de todo el mundo, y ese carácter conciliador será parte muy importante de su mandato, para evitar perder tiempo en conflictos innecesarios y continuar con el progreso de nuestro tenis a paso acelerado.

La imagen de Nicolás, su credibilidad, sus conocimientos, deberían también atraer a la empresa privada a invertir en el tenis, un deporte que tiene mucha visibilidad y cobertura dentro y fuera de nuestras fronteras; además, los organismos rectores de nuestro deporte tendrán la plena certeza de que los dineros entregados a la FET serán administrados y repartidos de la manera más efectiva posible.

Esta semana se realizaron en Guayaquil los torneos juveniles Cosat,  categorías 16 y 18 años damas y varones, y el torneo ITF, categoría 18 años masculino y femenino. Una gran cantidad de entrenadores que acompaña a estos chicos se acercó a felicitarme por la designación de Nicolás como presidente. Todos coinciden en que es lo mejor que podía pasarle al tenis ecuatoriano, muchos incluso piensan que ex tenistas, figuras de sus respectivos países, deberían emularlo.

Apoyemos todos a Nicolás Lapentti, que valiente y desinteresadamente asume un reto muy difícil, pero del cual estoy convencido de que saldrá triunfador, como lo hizo tantas veces durante su carrera deportiva.

¡Éxitos “Nico”!