Sin duda, el principal problema de los ecuatorianos es su salud, es decir, la necesidad de estar inmunes para retomar sus actividades. Sin vacunas, no hay reactivación económica.
Pero la población necesita también un ambiente de paz y seguridad para producir y recrearse, actividades esenciales para la gran mayoría de las personas.
Violencia y delincuencia, son noticias de todos los días, sin embargo, las autoridades poco o nada dicen. Los ciudadanos, necesitan escuchar sobre las acciones de su gobierno en materia de seguridad ciudadana. No son suficientes los mensajes que, a través de las redes sociales, la Policía Nacional informa sobre la captura de una banda delictiva o las incautaciones de droga en los puertos o carreteras del país.
Las autoridades políticas, en conjunto con los miembros de la Fuerza Pública, deben comunicar a la ciudadanía sobre el desarrollo de políticas públicas diseñadas para mitigar la percepción de inseguridad y para combatir el crimen en todo el Ecuador.
Es fundamental la presencia de uniformados en las calles y carreteras, no obstante, es mejor que la presencia del personal del orden, municipal y nacional, respondan a estrategias, locales y nacionales, diseñadas para enfrentar a la delincuencia. Es prioritario la coordinación entre las autoridades (municipales, provinciales, policiales e instituciones del frente social y de seguridad), por ejemplo, para desarrollar un “mapa térmico” por región, en donde se visualicen los tipos de delitos en cada localidad y la frecuencia de las acciones ilegales. De otra manera, la presencia policial, sus acciones, tales como: patrullajes, allanamientos, detenciones, requisas, se convierten en acciones aisladas que no responden a políticas públicas inteligentes, permanentes y evaluadas que no resuelven la seguridad ciudadana, solo difieren los problemas.
