Radicar en la capital nacional, a pesar de sus graves carencias, puede ser como vivir en una burbuja que obnubila e impide conocer y medir con precisión la realidad muchas veces lejana y compleja del resto del país. Estas fechas son propicias para salir, por esto, como en navidades anteriores, en plan familiar nos movimos al extremo sur, a la “Centinela de la Patria”, a la ciudad de Loja, la de los dos juguetones riachuelos. Desde Quitohasta Loja se recorre poco menos de 700 kilómetros en aproximadamente 11 horas, lo que varía debido al clima, tráfico, niebla de los tramos altos, estado de la carretera, antojitos del camino, ánimo del conductor y respuesta de su máquina. El recorrido atravieza territorios de Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay y desde luego Loja, rodeados de paisajes incomparables. La travesía se hace más placentera si los viajeros se animan a probar delicias que ofrecen numerosos puestos de comida apostados al filo de la vía: coloridos helados de Salcedo, grandes gallinas de Pinllo, fritadas de Gun, cascaritas en tierras azuayas, caldo y estofado de gallina criolla en Saraguro. Una experiencia rica para halagar los sentidos y conocer al Ecuador más allá de la capital.
La salida de Quito como siempre trabada, entre centenares de vehículos que ocupan los distintos carriles y mantienen la alerta permanente del conductor; hasta Ambato la autopista tiene excelentes condiciones, prácticamente similares a las de un largo trecho nuevo entre esa ciudad y Riobamba, lo que hace más fluido el recorrido. Ir desde Quito hasta Riobamba puede lograrse fácil en menos de 3 horas. Las condiciones cambian un poco en un largo tramo desde Riobamba hasta Cuenca, que toma 4 horas yendo a buen ritmo y dependiendo sobre todo de la neblina, especialmente a la altura de Alausí y Chunchi; en esa parte la vía tiene algún mantenimiento, lo cual se agradece siempre. Por cierto, allí mismo, algo que no ha cambiado, en los costados de la vía empezaban a aparecer puñados de tristes niños y adultos pidiendo la navidad… o, simplemente agua.
Más adelante, el tramo de Cuenca hasta Loja que puede tomar 3 horas. Cambian un poco las condiciones de la carretera, aunque sin mayores obstáculos, sin embargo, falta mantenimiento, pues especialmente desde Saraguro y San Lucas nos topamos con una serie de puntos difíciles afectados por fallas geológicas y derrumbes. Al finalizarel periplo lo que más impacta es la entrada norte de Loja, esta lleva largos años en condición deplorable, nada digna de una capital provincial conectada con el Perú que quiere llegar a ser potencia turística, esa situación de descuido genera caos, riesgo en la circulación a personas y vehículos; allí no hay iluminación, señalización ni organización; las autoridades, sobre todo, las de obras públicas, deben ocuparse pronto de este problema crónico. Dos notas al margen, la primera, desde el centro hacia el sur del país urge contar con adecuada señalización e información vertical y horizontal, como manda la legislación de tránsito; la segunda, son muy funcionales los pasos laterales de Ambato y Cuenca que facilitan avanzar sin contratiempo.
Esta época puede brindar gratas experiencias, pero también dar un baño de verdad sobre las circunstancias delocalidades distantes de los centros de poder político que no han tenido la suerte de beneficiarse -como algunas otras-, con millonarios proyectos de desarrollo y obras significativas. Es de esperar que las autoridades tomen cartas en el asunto, mientras tanto, deseo felicidades en estas fiestas, que el 2023 traiga bienestar para todos, y conciencia para decidir en las urnas por las mejores opciones, de tal forma que cuando salgamos de nuestra burbuja personal, la realidad no nos golpee tan fuerte.
