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¿Alguien puede imaginar que detrás del brillante profesor de estadística se esconde un depravado sexual?
“¡Estás injuriando! La persona a la que tú te refieres, a más de ser un excelente y reconocido profesional, es un ser humano extraordinario: amigo leal, empleado respetuoso, colega ético, esposo fiel”.
En efecto, el profesor recopiló una generosa cantidad de certificados de honorabilidad que presentó en el juicio que tiene abierto en su contra por abusar sexualmente de una niña de seis años. En las universidades que trabaja nadie se negó a emitirlos: era imposible que alguien tan correcto y además carismático en público, sea un monstruo en la vida privada. “Seguramente la niña lo inventó todo, se confundió y la loca de la mamá le creyó a la hija sus desvaríos”.
Sin embargo, Daisy, una alumna de primer año del sobresaliente profesor, corrobora muchos de los detalles que la niña contó a los operadores de justicia. Daisy tenía diecinueve años cuando ingresó a la universidad; el profesor, veintinueve. La eligió como su ayudante y le pidió su número telefónico. Daisy se lo dio y al poco tiempo, el demente, insistió en dejar a Daisy en su casa después de clases. En uno de esos viajes, se estacionó y sacó su celular: le enseñó a Daisy pornografía y le preguntó si le gustaba. Daisy, que era provinciana y mucho más joven que el experimentado profesor, se asustó y quedó en shock.
Él la manipuló psicológicamente para que acceda a participar de sus depravaciones sexuales. Era una relación de abuso de poder: el profesor y la alumna, el viejo experimentado y la muchacha inexperta. Más tarde, Daisy averiguó que el profesor tenía este comportamiento con más alumnas. Y siempre elegía a las más vulnerables. Para los depredadores, es fácil identificar a sus víctimas.
Si bien, este psicópata no llegó a asesinar a Daisy y a la pequeña niña, sí las violentó y las destruyó a nivel de la psique. Daisy, que ya tiene veintisiete años, no supera lo sucedido con el profesor: hasta la fecha no ha logrado entablar una relación sentimental, tiene cuadros depresivos, de ansiedad y se siente culpable. La niña de seis años, por su parte, sufre varias patologías y desórdenes. ¿Ven? hay mil formas de matar... (O)