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El Telégrafo
Juan Carlos Morales

Una cucaracha llamada Kafka

11 de julio de 2019 - 00:00

La literatura es misteriosa. En el siglo tercero antes de Nuestra Era vivió en China el filósofo de la escuela taoísta Chuang Tzu quien escribió el micro relato Sueño de la mariposa: “Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu”.

En 1907, en una casa de Praga en la calle Niklas, el oscuro funcionario Franz Kafka inicia su relato que originalmente se llamó La transformación: “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontrose en su cama convertido en un monstruoso insecto”.

Pero el personaje de La Metamorfosis, erróneamente titulado, no es una mariposa sino un escarabajo, aunque a nosotros se nos figura una cucaracha (por cierto, los únicos animales capaces de sobrevivir a lo impensable).

Augusto Monterroso, en el libro La oveja negra y demás fábulas, de 1969, da una vuelta de tuerca para unir los dos relatos en La cucaracha soñadora escribe: “Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha”.

En una caricatura de Gerineldo de estos tiempos aparecen dos, digámoslo, asquerosos insectos blatodeos con antenas. El uno le lee un cuento agarrado con sus patitas: “Una mañana después de un sueño intranquilo se encontró sobre su cama convertido en un ser humano”. El otro insecto, que efectivamente está apoltronado, replica: “¡Qué horror!”.

¿Por qué no ver en La metamorfosis la puesta en la literatura de las condiciones mismas de la labor y el destino del “escritor”–como tipo social- en uno de los momentos álgidos de la civilización industrial y burocrática? Se pregunta Jordi Llovet en esta era de “capitalismo” y dizque progreso.

Una sociedad que, en definitiva, desprecia al poeta. Borges escribió en Ein Traum: “Lo sabían los tres. / Ella era la compañera de Kafka. / Kafka la había soñado…” El final es misterioso: “Kafka se dijo: / Ahora que se fueran los dos, he quedado solo. / Dejaré de soñarme”. (O)

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