Otra vez coincidieron algunos socialcristianos y correístas en una votación legislativa. De estos, 42 se juntaron para rechazar la nueva fórmula de asignación de escaños legislativos y el paso del método de D’Hondt al de Webster. Seguramente lo hicieron creyendo que protegían sus posibilidades electorales en 2021. Estas tiendas partidarias otra vez coinciden y otra vez en favor del PSC. ¿Por qué?
Los métodos de D’Hondt y de Webster son metodologías matemáticas de asignación según los promedios de votos conseguidos. Esto quiere decir que en un órgano asambleario los escaños se reparten proporcionalmente entre quienes obtienen la mayor cantidad de sufragios divididos entre distintos cocientes según la lista electoral. Sin embargo el sistema D’Hondt es matemáticamente menos proporcional porque prefiere a los partidos más votados, fortaleciendo a las mayorías legislativas, mientras que el sistema de Webster (o correctamente llamado como método Sainte-Laguë) es más proporcional porque el divisor prefiere a las minorías más votadas, fortaleciendo a la pluralidad.
Pero qué van a entender de estas plebeyeces nuestros padres y madres de la patria de Manuelita. Por eso se afanan en creer que obtendrán copiosas votaciones que tienen que asegurar al convertirlas en curules legislativas. Ignoran que eso se asegura con un sólido frente electoral compuesto por un presidenciable con posibilidades, listas encabezadas por aspirantes arrolladores, una comprensión cabal de la matemática electoral básica y un probado despliegue partidario. ¿Esto tiene el ala extremista del aliancismo?
En cada simulación electoral, el correísmo no supera el 9% de la intención del voto, salvo que el ala del indigenismo extremista se le asociara. Solo así podría acercarse al histórico 20% del voto populista. Con esos números los ingenuos que votaron en contra de las minorías en las elecciones se enfrentarán más rápidamente a su propia extinción apenas por no reflexionar con un poco de lógica formal. (O)
