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El Telégrafo
Daniel Soto

Los Ángeles existen

25 de junio de 2021 - 00:52

Creyentes o no, si cerramos los ojos e imaginamos un ángel, la mayoría veríamos alguna de las figuras que se representan en la literatura o en las esculturas de las increíbles iglesias católicas de la cuidad de Quito, pero en esta ocasión me imaginaría más bien a una persona sin alas, común y corriente, que desea ser mi socio y proveer de fondos para mi proyecto. Hablo de los ángeles inversores.

Para quienes no están tan familiarizados con esta idea, aunque no es nada nuevo y que su nombre prácticamente lo dice todo, intentaré explicarlo en resumen. Se trata de personas o empresas con un conocimiento avanzado de negocios, con mucha experiencia ofreciendo productos o servicios en el mercado, y que cuentan con dinero destinado a ser invertido en proyectos de terceros para iniciar o hacer crecer su negocio. El dinamismo que ofrecen las tecnologías permite que tanto el capital como las ideas, se encuentren a través de sitios Web creados con ese objetivo.

Lo cierto es que previo a invertir en un negocio, el ángel inversor estudia y cuestiona todo sobre la idea, y cuando digo todo, me refiero a realmente todo, desde el ambiente en el que se desenvuelven los que proponen la idea, hasta la proyección económica más extensa.

Esto no quiere decir que una propuesta dirigida a un ángel inversor deba ser perfecta para ser considerada, todo negocio tiene sus propios componentes y sus propios riesgos, solo quiere decir que el ángel inversor revisará el detalle y el contexto previo a tomar la decisión. Hay que tener en cuenta que mientras mejor armado esté el proyecto, mayor será la posibilidad de convencer.

La clave es la constancia, entender que si no convences, no pasa nada, solo hay que recomponer y seguir.

Hace varios años, unos colegas que participaron en un concurso de emprendedores, las tres mejores ideas se llevarían el premio de no sé cuántos miles de dólares, pero era lo que les serviría para iniciar su propuesta y hasta un poco más, además gozarían de asesoría para despuntar el negocio. Pese a que no estuve ahí, la experiencia compartida por ellos fue motivadora, entre risas y cervezas, contaban que no ganaron el premio y que hasta les tocó despedirse en una etapa temprana del concurso, porque solo continuaban los finalistas, a puerta cerrada, así que se regresaron nomás a sus casas después de dos días de trabajo duro, cansados y sin consuelo.

Su anécdota me dejó entender dos cosas: lo primero, es que habían llegado al concurso sin el dinero del premio y se habían ido de ahí de la misma forma en la que llegaron, así que perder lo que se dice perder, no perdieron nada. Lo segundo es que, por el contrario, habían ganado más de lo que ellos pensaban, se nutrieron de la experiencia propia, compartieron criterios con otros emprendedores, estuvieron escuchando charlas de varios gurús de los negocios escalables y al cabo de un par de días, el desánimo desapareció y el lugar de la frustración lo ocupó la esperanza, replantearon sus ideas y siguieron adelante. Ese aprendizaje valía más que el dinero.

Otra buena noticia es que se pueden encontrar varios tipos de ángeles inversores que fomentan el crecimiento en diferentes nichos del mercado, principalmente son las start-ups las que más llaman la atención, pues que son proyectos que aprovechan las bondades tecnológicas para presentar productos o servicios y que ofrecen una rápida escalada en el posicionamiento del mercado.

Seguramente muchos habrán escuchado acerca de este tipo de inversores, incluso ahora en Latinoamérica han tomado mucha fuerza y grandes proyectos exitosos han salido de ahí. Los programas de inversión tienen una extensa variedad de ofertas y se puede enfocan también en diferentes parámetros, como por ejemplo, montos de inversión, giro del negocio, tipo de productos, tipos de servicios, ciudades específicas, etc.

Basta ver que en Quito hay también quienes le apuestan a los emprendedores. Un buen ejemplo de ángel inversor que tiene bien definida su oferta, es el programa FONQUITO 3000, que ha especificado en dónde quiere invertir, cuánto y en qué, hasta han lanzado 3 tipos de convocatorias diferentes, haciendo que la competencia por los premios sea más equitativa. Para mí es un claro ejemplo de que ángeles inversores, los hay de todo tipo y en cualquier lugar.

No importa si se necesita un millón de dólares o los primeros mil, lo importante es entender que las oportunidades están al alcance de todos, y hay mercado para todos. Hay que mantener el ímpetu del niño que llevamos dentro y ser tan curiosos en la Web, como lo éramos en el kínder, arriesgar apuntando a un objetivo. Y claro, saber que los ángeles existen.

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