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El Telégrafo
Fausto Segovia Baus

Las redes sociales no son infalibles

27 de enero de 2021 - 00:00

La comunicación es una ciencia social de gran incidencia en el mundo de hoy. Con un objeto de estudio “cruzado” por otras ciencias –la sociología, la antropología, la educación, la psicología y la semiótica-, la comunicación refuerza su acción en el mundo tecnológico y coadyuva a fortalecer o debilitar los sistemas democráticos, mediante aplicaciones antes inéditas: las redes sociales.

Los especialistas han concluido que las tecnologías –conocidas como ciencias aplicadas- no son neutras; es decir, tienen intencionalidades, objetivos a conseguir, procesos a lograr. Otra razón estriba en que son productos elaborados por seres humanos y, por lo tanto, tienen altos componentes de subjetividad, porque dependen de factores internos o insumos que hacen posible una programación en función de resultados esperados.

Según el mundo de los sistemas –recordemos a Ludwig von Bertalanffy-, las redes sociales no son sino instrumentos o aplicaciones que hacen posible un producto o servicio programado con anticipación, a cambio de una suscripción. Hasta aquí todo bien, en el ámbito comercial, pero cuando el objetivo es político la situación cambia. Hablamos del poder, a través de la elección de una tendencia, un personaje y un plan de gobierno entre listas de propuestas.

¿Hasta qué punto el mercadeo político supera la franja de la Ética, para convertirse en un sistema que manipula y subvierte los valores de los ciudadanos por un juego de simulaciones e intimidaciones “programadas” por expertos?

El tema no es fácil. Como técnica nadie discute la validez o no de las investigaciones. Todo depende de las metodologías, variables e indicadores; en suma, del algoritmo o fórmula aplicada, pero, como sucede en todas las ciencias sociales, a diferencia de las ciencias duras, ciertos puntos sensibles pueden ser manipulados para lograr efectos esperados. En fin de cuentas se trata de elegir entre un abanico de promesas, según impactos emocionales o ventajas a corto o mediano plazo. La ciencia de la publicidad electoral ha entrado en acción.

Las redes sociales per se no son malas ni buenas. No son infalibles. Todo depende del espectador. No dejemos manipularnos por obra de chistes, fotos trucadas o mensajes repetitivos que declaran ganador a tal o cual candidatura. Mis sospechas son altas cuando eso sucede. El voto informado es importante. Su decisión es responsable y personal. ¡Y, por favor, no nos “enredemos” en las redes!      

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