Una de las dudas más importantes que me despertaba la candidatura del doctor Yaku Pérez es si era solo de indígenas. Pero en Guayaquil se hizo público un apoyo a la postulación de Yaku por parte del Frente Nacional Independiente que lidera el doctor Raúl Llerena y Abel Ronquillo.
Lo cual significó para mí la garantía de que la candidatura de Yaku a la presidencia no es propiedad del movimiento indígena sino que, al contrario, es amplia, apoyada por muchos sectores ciudadanos y que él mismo ha tenido una buena disposición a ampliar sus bases de respaldo de todos los sectores ciudadanos del país.
La mejor impresión que tengo de Yaku es de un profesional académico, conoce de todos los temas que agobian a los ecuatorianos y está bien preparado a enfrentar dichos desafíos desde la democracia, la participación ciudadana y su propio ejemplo de decencia y de no violencia.
Yaku es un líder sencillo, en extremo humilde, y bien preparado para enfrentar tanto la crisis económica, la pandemia, la débil institucionalidad y la escasa participación ciudadana. No es un improvisado. Ganó contra todo pronóstico la elección de Prefecto del Azuay. Es muy popular, es hombre sin poses y no es su pecado la vanidad ni la opulencia.
Escucha; sabe escuchar. Su liderazgo es sólido y representativo. Cuando habla no lo hace de manera demagógica ni altanería. Usa palabras fáciles para explicar sus propuestas y se expresa sin ironías, dice simplemente la verdad.
Según el doctor Raúl Llerena, Yaku se reunió con profesionales de varios sectores y los diálogos han servido para fortalecer su propuesta electoral y ampliar su base de apoyo.
Yaku Pérez es una buena opción electoral. No viene desde el odio ideológico ni es un candidato cualquiera. Su mensaje electoral atrae e influye de manera positiva tanto en jóvenes como en distintos profesionales. No ofrece regalar nada. Quiere emprender la recuperación económica, ética y moral con su ejemplo decente y de alternativas.
