Publicidad

Ecuador, 29 de Marzo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

¿Por qué futbolean los futbolistas? (I)

30 de noviembre de 2018 - 00:00

Los doctores del pensamiento se equivocaron: ahorita, el dinero es la medida de todas las cosas. Es el fetiche sagrado de las relaciones sociales, en la esquina marginal o en el club de altura social, está por encima de la ética de la palabra. ¡Huy, qué vaina! ¿Ética, qué es eso? “¿Dónde se compra?”, se han burlado de la “ingenuidad” de este escribidor de los miércoles. Y hablando de compras y de ventas, esa relación tan antigua como la misma humanidad es la dictadura de la nada convertida en “del todo”. Tiene privilegio de altar en casa, es el verdadero diosito, pequeñito, pero así de grande. Grandote.

El fetiche agrandado porque vuelve sagrado aquello que se desea con ojos, corazón y vida. “Es solo la relación social determinada (y) existente entre los hombres, lo que aquí adopta para ellos la forma fantasmagórica de una relación entre cosas”, escribe Carlitos Marx en su Elementos fundamentales para la crítica a la economía política.

¿Por qué “futbolean” los futbolistas? Por dinero, mi gente. Sorry, Diego Armando, “el balón ya está sucio”. O quizás cambió de fetiche venerablemente pedestre a instrumento de valor de cambio, desprovisto de la centenaria mitología, en término de antropología cultural, que inventamos y reinventamos en miles de horas-esquinas de conversa.

Cada conversa futbolera fue esa “verdad descifrada con algoritmos metafóricos”, nos dejaba listos para los siguientes partidos. Lamentamos que los del boom de la literatura latinoamericana pasaran de largo o cruzaran de calle para no tropezarse con el fútbol. No importa, teníamos a Roberto Fontanarrosa, Eduardo Galeano, Juan Villoro, Jorge Barraza por allá; a Guillermo Valencia León (Valenciano), Ricardo Vasconcellos, Roberto Bonafont, Mario Canessa, por acá, entre muchos. No me culpen, son mis lecturas de costumbre.

Y los poetas, al menos, los mejores metieron corrinches superiores en el rectángulo engramado. Dos nombres: Nicomedes Santa Cruz (Perú) y Antonio Preciado (Ecuador). (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media