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El Telégrafo
Rebeca Villota

Estado de indefensión

08 de mayo de 2022 - 00:00

Un cuerpo descabezado con dinamita, dos maniatados y suspendidos de un puente en Durán, cuatro cuerpos abandonados en una de las vías de mayor circulación en Quito, un cuerpo en la puerta de uno de los hoteles más lujosos de Guayaquil y explosiones de carros bomba son solo algunas de las escenas que los ecuatorianos vemos a diario. El país experimenta una ola de violencia sin precedentes. En los primeros cuatro meses del año, la ola de violencia ha dejado 1.245 personas asesinadas a nivel nacional, 579 víctimas más que en 2021, según las estadísticas oficiales.

La crueldad del narcotráfico nos ha estallado en la cara.

Antes de posesionarse en el cargo el presidente Lasso nos prometió que trabajaría desde el primer día para defender la seguridad ciudadana. Y así lo hizo. La misma noche del 24 de mayo de 2021 convocó a la presidencia a una reunión al Alto Mando Militar, cúpula de la Policía, a los ministros de Gobierno y Defensa, y al Canciller, Mauricio Montalvo. Además de la fiscal general del Estado, Diana Salazar, y el presidente de la Corte Nacional de Justicia.

De este grupo, ninguno de los ministros que asistió a esa reunión está en funciones. Fernando Donoso de Defensa renunció a los cinco meses, le reemplazó Luis Hernández, quien renunció a los 6 meses. Le reemplazó el general Luis Lara quien tiene pocos días en funciones. Los cambios de ministros provocaron cambio de comandantes de fuerza y del jefe del Comando Conjunto.

En el caso del Ministerio de Gobierno, tras el retiro de César Monge, por problemas de salud, se posesionó Alexandra Vela, quien renunció a los 8 meses. Le reemplazó Francisco Jiménez, quien tiene mes y medio en funciones.

A la fecha, se creó el Ministerio del Interior al mando del general de Policía (r) Patricio Carrillo.

En la Policía la inestabilidad ha sido similar, al posesionarse Lasso ratificó en el cargo a la general Tanya Varela, quien estuvo 8 meses en el cargo. Le reemplazó el general Carlos Cabrera, quien estuvo en funciones menos de 4 meses. El nuevo comandante general Fausto Salinas lleva horas en el cargo.

En resumen, en 11 meses hemos tenido tres ministros de Defensa, tres ministros de gobierno y tres comandantes de Policía.  Mientras sucede este vaivén de autoridades, el crimen organizado nos envía nuevos mensajes de terror. Según las autoridades en Guayas, Esmeraldas y Manabí ocurrieron más de 800 asesinatos. Hay parroquias con incrementos de hasta el 500% con relación a 2021.

La situación ha obligado al presidente por segunda vez desde que asumió el poder, a declarar un estado de excepción por la “grave conmoción” causada por los niveles de delincuencia y muertes violentas.

Desde que se posesionó como presidente, Guillermo Lasso mencionó a la seguridad ciudadana como uno de los objetivos principales de su gestión. Prometió un sinfín de veces rescatar al Ecuador de la delincuencia, devolver la paz a los ciudadanos, hacer del Ecuador un país de paz.  Sin embargo, no conocemos con claridad cuáles son las estrategias para lograrlo.

La inestabilidad institucional acentúa la percepción que tenemos muchos ecuatorianos de que no hay una clara política de Estado para enfrentar la criminalidad y la inseguridad que sentimos. Yo como muchos ecuatorianos tenemos miedo. Miedo de salir a un restaurante o a una cafetería, miedo de caminar por la calle, con nuestros hijos, a plena luz del día.

El último decreto de emergencia durará 60 días, luego de ello no se ve cómo policías o militares, más allá de su presencia en las calles, puedan garantizarnos seguridad.  Existe la sensación de que hemos pasado un año en discursos y que no hay un plan integral para resolver la situación. Es evidente la improvisación.  La misma policía ha admitido que el traslado de policías de una zona a otra, más afectada por las organizaciones delictivas, impacta negativamente en las zonas que se quedaron desprotegidas.

El presidente anunció hace meses que se fortalecerá la Policía con más uniformados, mejor equipamiento y más tecnología. Lo que no entendemos es cómo recién esta semana el Ministerio de Finanzas asignó a la policía 11.5 millones de dólares para fortalecer la seguridad en Guayaquil.  Se ha demorado demasiado la entrega de este dinero, se ha perdido tiempo y muchas vidas valiosas.

Ecuador, según los expertos, pasó de ser un centro de acopio en las actividades del narco, para constituirse en centro de distribución de droga a nivel internacional. El puerto de Guayaquil es hoy el principal hub logístico para la cocaína que va a Europa y al resto del mundo, reveló hace poco la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos de Estados Unidos.

En lo que va del año han sido decomisadas 87 toneladas de drogas. Se ha superado la cifra del año 2021 que fue de 50 toneladas. El ejecutivo maneja la tesis que la violencia que vivimos se debe sobre todo al trabajo de militares y policías, que decomisan cada vez más toneladas de drogas. ¿Quiere esto decir que mientras más droga se capture más violencia sufriremos?

En Colombia el primer carro bomba fue colocado, por la gente de Pablo Escobar, en los exteriores de la embajada de los Estados Unidos en 1984. En esa ocasión no hubo víctimas. Los siguientes carros bomba causaron decenas de muertos y heridos. Eran personas que nada tenían que ver con la guerra de mafias. Solo estuvieron en el lugar y la hora equivocadas.

Siento que los ecuatorianos estamos en un estado de indefensión.

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