El Renacimiento promocionó la educación universal, de ahí el término universidad, que consistía en el Trivium (gramática, retórica, dialéctica) y en el Quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). La especialización generada por la revolución industrial fue poco a poco socavando los cimientos de la cultura general, al punto que hoy tenemos profesionales que desconocen temas básicos. Las materias del Trivium permiten escribir, hablar y razonar en forma adecuada; las del Quadrivium nos enseñan la cantidad, la forma, la armonía y el cosmos. Cuántas personas educadas desconocen lo esencial de estos temas. Por ejemplo, hay fotógrafos que no saben el teorema de Pitágoras, base para calcular la diagonal del sensor de una cámara digital (o del negativo en cámaras analógicas); esa diagonal es del tamaño del lente normal. Hay ingenieros que no saben sacar la raíz cuadrada a mano. Aritmética. No digo que sepan álgebra, para que cuando les pidan el binomio de Newton respondan: “¿Newton sería candidato a presidente?” De astronomía, ni hablemos. En Facebook hay personas que por presumir sus conocimientos en vez de decir cumplo X años, dicen he dado X vueltas al Sol. Pero el Sol no está fijo en el universo y en realidad la Tierra no da vueltas a su estrella, la persigue en espiral. Ni les pregunten los nombres de los planetas de nuestro sistema.
Ahora bien, en un mundo globalizado ese conocimiento del cosmos debe incluir geografía. ¿Adónde piensas viajar después de la cuarentena? A Sudamérica, olvidando que ya estamos ahí. Cuando yo vivía en Europa, me preguntaban de dónde soy. Como Ecuador no les sonaba, yo añadía: “South America” y me contestaban “Oh, Miami”. En música tampoco somos universales. Aparte de los géneros populares, y eso solo los locales o los estadounidenses, poco se sabe de música clásica. En la quinta de Beethoven no se cultivaban papas, y las Cuatro Estaciones de Vivaldi no son paradas de tren en Italia. La armonía debe incluir otras artes. Continuaremos. (O)
