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El Telégrafo
Alicia Galárraga. Empresaria y feminista

Es solo una niña

26 de julio de 2020 - 00:00

Esta historia la reproduzco tal cual, como me la contó su protagonista. No es pertinente hacerle cortes: si ella me la contó así, es porque todo lo que relata, para ella, es importante.  Por cuestiones de espacio, será más de una entrega. Cuando se completen, ustedes, que tienen la bondad de leerme, sacarán sus propias conclusiones y, al igual que yo, entenderán que no era pertinente resumir o cortar:

 

“Me iré por las ramas. Pero aquí voy; supongo que si froto la herida, dejará de doler.

Soy la última de cinco hermanos de padre y madre. Recuerdo muy pocas cosas de mi infancia, la verdad, es que no son episodios agradables: mi familia no es cariñosa, por ende, cuando niña, no recibí cariño de padres ni de hermanos.

Cuando por fin logro recordar, lo primero, es que mi papá le pegaba a mi mamá; entonces ella se iba donde una vecina que tiene aún una tienda y ahí se sentaba a desgranar arvejas o algún otro grano mientras le contaba que mi papá le había pegado; siempre que le pegaba, mi mamá se ponía gafas negras para que tapen sus ojos hinchados y morados; yo iba a la tienda a verla, creo que tenía como 5 años, cuando llegaba, la veía llorando y desgranando; ella me pedía que no le cuente a mi papá que lloraba; yo era muy niña y no entendía y cuando regresaba, mi papá me preguntaba qué había visto y yo le decía que a mi mamá llorando; de nuevo iba a verla para decirle que vuelva a casa y cuando regresaba, él le volvía a pegar.

Recuerdo que todos le tenían cierto rencor a papá; a la hora del almuerzo, nadie comía con él, solo yo; el resto, mis hermanos, mi mamá y los trabajadores se sentaban en otra mesa, en el patio. Mi papá tenía varias amantes, recuerdo a una en especial con la que tuvo dos hijos; cuando él salía, me llevaba a veces con su amante y me dejaba ahí algunas horas; ellas, su amante y su otra hija, me preguntaban cosas, no recuerdo qué.

En casa, todos sufrimos las agresiones de mi papá: a mi hermano le trataba de maricón, porque hubo un tiempo donde estaban de moda los rayitos en el cabello y él se los había hecho; a mi cuarta hermana la pegaba porque le decía que era alcahuete de mi mamá y a ella, a más de pegarle, la celaba con todo y con todos.”

 

Esta historia continuará...

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