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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

Escenario electoral y fracturas sociales

09 de septiembre de 2020 - 00:00

Las y los ecuatorianos quisiéramos creer que son las virtudes republicanas lo que ha animado a tantas personas a que, en medio de la feroz crisis económica, de salud, de empleo, de corrupción, se postulen como candidatos. Sin embargo, tenemos claros indicios de que lo que anima a una parte de los candidatos es la evasión de la justicia; a otros, el ánimo de poner su candidatura en su hoja de vida; para una buena parte se trata de la utilización del poder para proteger sus intereses de grupo.

 Quizás sí hay entre ellos quienes tienen un proyecto político, propugnan cambios y están preocupados auténticamente por las condiciones del país. A esos -¿y esas?- son los que tenemos que identificar.Estudios recientes sobre comportamiento electoral concluyen que las variables sociodemográficas como la edad, el sexo, incluso la clase social, las identificaciones partidarias y sus clivajes ideológicos han perdido la capacidad de ser predictores del voto como lo fueron anteriormente. Esto se provoca por los cambios en las culturas políticas y por las técnicas persuasivas de campaña. Hoy los votantes tienden a ver más las características personales, en términos de sus capacidades y virtudes antes que las propuestas de gobierno o ideologías. Los denominados temas de campaña siempre van a ser importantes a la hora de convencer a los votantes.

 El escenario electoral no solo se muestra atomizado, sino con una ínfima representación de mujeres en la papeleta presidencial, a pesar de ser el electorado de mujeres algo superior al masculino. Tampoco vemos que las organizaciones políticas tengan propuestas consolidadas, creativas y viables. La campaña en pandemia será inédita, sin embargo,  su mediatización opera hace tiempo ya que los mítines han sido solo puestas en escena de los partidarios.

 Debido a que las organizaciones políticas acusan estas debilidades, le correspondería a la sociedad civil posicionar los temas de relevancia que nos preocupan como país, en su diversidad pero también desde sus grandes fracturas que cabe tratar de soldarlas.

 

 

 

 

 

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