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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: Día de año nuevo

30 de diciembre de 2022 - 00:00

El fin de año en Ecuador es nuestro escenario contradictorio. Tratamos de destruir lo malo con hermosos monigotes que nos han tomado horas de trabajo. Celebramos en medio de olor de  pólvora que por una noche lo consideramos salvífico. E inclusive, a pesar de que somos una de las civilizaciones más misóginas que puebla este planeta, nos travestimos con el único objetivo de conseguir dinero para alcohol.

Navegamos entre nuestros antónimos vitales, tratando de encontrar un lugar al que pertenecer. Muchos están esta noche ahogándose las lágrimas, porque en enero partirán, ya sea con la tranquilidad de una migración segura o arriesgándose por rutas dominadas por criminales transnacionales. Otros deberán ver a sus familias fracturada por los desengaños de una historia de traiciones y desacuerdos, o con una familia y amigos que se sentarán a la mesa. Es seguro que muchos tengan una dolorosa noche en prisión y algunos con la suerte de poder disfrutar de haberse liberado del miedo o de una adicción. Detrás de esas ventanas iluminadas de diciembre, se esconden amores indestructibles o víctimas de violencia de género. Crecimiento y abundancia como pobreza de espíritu y bienes. Se ven soledades suicidadas y momentos de redención, en los que encuentras en los ojos del otro todo lo que realmente importa.

En fin, el Ecuador es tierra generosa para las paradojas. Tal vez sea esa nuestra garantía de sobrevivencia: ya que no somos todos iguales, siempre hay alguien listo para enfrentar lo que se venga y ser resiliente. Lo malo de eso es que somos una tarea de desalmados y nuestro natural deseo de vivir en paz y comer tres veces al día nos lleva a límites insospechados. Poder modular estos retos y no cogernos todos del pescuezo en el intento es el reto mayor de nuestro sistema de convivencia.

El 2023 no se viene fácil, ni hay la perspectiva de que será un año de parabienes para todos. Al contrario, las sucesivas crisis espirituales, familiares, sociales, económicas y de convivencia están chocando entre sí. No vemos más allá de nuestra pequeña cuadra de seguridad y eso nos puede traer terribles problemas en el futuro. Estamos enfermos de nihilismo e indiferencia, lo que hará que ahora, más que nunca sean las colectividades las únicas que puedan demostrarnos que otro modo de concebir la vida es posible y positivo para continuar nuestro andar.

Para mí, este año no ha sido el mejor de los escenarios. Empezó bien, pero creo que Ecuador ha ejercido algunas de sus artes oscuras y me ha dejado como el round final de una pelea de doce asaltos. Rupturas, peleas, y creo que después de que se le trabó la pistola al ladrón, siento que vivo tiempos extras. Pero no todo ha sido malo: están los amigos, los libros (que son una suerte de mejores amigos en otros formatos), y la música.

Creo que en mi vida, como una pequeña musca de luz en el vacío cósmico la música es ese “algo” que me da fe en nuestra humanidad innata; lo que me hace sentirme conectado en esa imagen más amplia de la vida que todos estamos navegando. La música siempre salva, pero hay momentos en que materialmente te hace sentir mejor. Creo que eso me pasa con Avi Kaplan y su disco Floating Dream (Fantasy Records, 2022). Producido por un auténtico outlaw como Shooter Jennings, el disco es un hermoso homenaje a otra contradicción: la feroz intimidad de los espacios abiertos. Con una voz de bajo seductora como el terciopelo negro, Kaplan habla de los bosques, las mareas y el viento, pero también de las múltiples rupturas del alma humana. En All is Well, con la ayuda de Joy Williams, creo que explica un pequeño momento de redención después de un difícil recurrir vital: Me zambullí en la oscuridad/ y juro que casi me ahogo / Pero pude ver las estrellas / mirando hacia arriba mientras me hundía.. Todo está bien / El tiempo lo dirá y yo lo sabré /  Todo estará bien en mi alma… todo estará bien.

Creo que esa canción resume mi consejo desde esta pequeña trinchera: atesoren el tiempo. Tal vez este próximo año será lo que más necesitemos para ir adelante. Crean en el rock and roll. Feliz Año Nuevo.

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