Uno de los aspectos positivos de gran envergadura de la década, es la EPS y la institucionalidad creada en torno a ella, no obstante haberla refundido por años en un espacio del MIES, donde pasó casi desapercibida.
En efecto la Constitución de Montecristi (Art. 283) estableció la organización del Sistema Económico y Social Solidario, en consecuencia, con uno de los objetivos básicos, el cual es propender a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado.
La EPS involucra a sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios. La Ley Orgánica de la EPS permite su operatividad. Según estimaciones, representa el 26% del PIB, el 60% del trabajo autónomo; el 70% del emprendimiento económico del sector se desarrolla en la zona rural y el 30% en la urbana. Crea más del 60% del trabajo autónomo y se involucra en un 55% de los alimentos a nivel urbano.
Este es un sector prioritario, el más importante desde el punto de vista social y que realmente aporta al desarrollo y organización de cadenas productivas, a la calificación profesional de las personas y la cooperación entre los emprendimientos.
El Gobierno en su plan de desarrollo estableció a la EPS como prioridad nacional y la inscribió en la jurisdicción de la Vicepresidencia de la República, a través del Instituto que la regenta, IEPS. Junto a ello hay que estimularla y una de las vías es adecuar una infraestructura básica y dotarla de servicios indispensables; esto es capacitación, créditos a tasas y plazos adecuados; formas diversas de estímulos, supervisión y acompañamiento.
La CFN, BDP y Ban Ecuador realizan acciones en esta dirección y deben ser fortalecidas con agilidad y prontitud.
La EPS requiere de un compromiso político de las Universidades; de los centros de investigación y de las empresas locales para promoverla y a través de ella, el trabajo colectivo. Es indispensable para el cambio de la matriz productiva, que significa dejar de vender materias primas y pasar a agregar valor y desarrollar industrias; esto lleva tiempo y no se podrá construir sin una economía popular.
Con la EPS se puede realmente reconocer al ser humano como sujeto y fin del sistema, por lo demás, exige cambios profundos en las estructuras de propiedad y en la organización social. (O)