Doscientos años transcurrieron desde la Batalla de Camino Real el 9 de Noviembre de 1820, donde las tropas de la Corona fueron derrotadas; un día después, Guaranda proclamó su independencia del dominio español.
Los historiadores, Jorge Núñez Sánchez y César Alarcón Cossta, cuentan que el primer punto al que decidieron atacar, con el objetivo de lograr una ruta de acceso a la serranía norte en dirección a Quito, fue la pequeña localidad de Guaranda, la cual aún permanecía en manos de las fuerzas realistas, de allí que la toma de esta ciudad pasó a ser indispensable para los planes del ejército libertador. La ruta interregional de este poblado de casitas blancas, fue objetivo militar codiciado durante la lucha por la Independencia.
Guaranda, capital de la provincia privilegiada por nombre, lo es también por su paisaje y por sus poetas. Cada uno es un romántico de la libertad e hidalguía. Cada quien es un convencido del futuro de América Latina, iluminado por el ideario de Bolívar, bajo los principios de libertad y democracia. El bolivarense ama su historia, ostenta con orgullo sus glorias del pasado, así como es firme su fe en los valores y promisoria su esperanza en los días por venir. ¡Todos poetas y no es preciso escribir versos para serlo!
En el bicentenario de la independencia, es justo evocar la presencia inmortal de los poetas bolivarenses consagrados por la crítica; aquellos que con la magia de su canto, apuntalaron al prestigio de las tierras de Bolívar, como adalides intelectuales y la perpetuidad del sentimiento- en su máxima expresión- elevado a categoría de himno: Ángel Polibio Chaves, fundador de la provincia con sus odas de libertad y civismo, Elisa Mariño de Carvajal, cuya voz renace cada día en las gargantas que elevan sus himnos a la tierra que lo vio nacer; su hija Morayma Ofyr, la alondra guarandeña herida en pleno canto, Roberto Alfredo Arregüi Chauvín, autor del Himno de la Provincia de Bolívar, José H. González en la fluidez de su acento clásico.
Luis Falconí Hidalgo, Telmo N. Vaca, Feliza Egüez, Teresa León de Noboa, César Augusto Saltos, Carlos Bazante Morejón, Jaime Velasco Almeida, Nilo de la Torre, José Félix Silva, entre otros, son mariscales del verso. En este siglo, brillan prominentes voces poéticas de escritores, ensayistas e historiadores que configuran las nuevas generaciones de autores bolivarenses.
La Ninfa de los Andes, es libertad y carnaval donde a través de los siglos convive el sincretismo… es cuna de poetas, historiadores, músicos, diplomáticos, artistas, maestros, abogados, médicos, pintores, cantantes, periodistas, académicos; hombres y mujeres quienes cada día, patentizan que la cultura es un’ torrente que se derrama incontenible por la vida, mueve toda su potencialidad y marca el signo de los tiempos con sincronización de latitudes’.
Su gente no duerme para soñar, tiene manos llenas para dar y brazos abiertos para recibir porque en Guaranda, pueblo altruista y solidario, su principal constituyente del material genético (ADN) está hecho de literatura, arte y poesía. La ciudad de las Siete Colinas, es para vivirla y disfrutarla como joya del romántico y aunque a veces me llaman sus calles estrechas, con palabras la dibujo en medio del sol, con el azul del cielo, los vientos de agosto y las tímidas amapolas entre los trigales maduros, como mudos testigos. (O)
