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El Telégrafo
Fredy Lobato

El contagioso Bolsonavirus

18 de abril de 2020 - 00:00

¿Qué ha llevado a sociedades que eran mayoritariamente abiertas en muchos aspectos, a ser rehenes de políticos oscurantistas, racistas, homofóbicos, machistas y peligrosamente negacionistas? ¿Qué alimenta a electores en su conjunto a votar o creer en posturas y discursos extremistas y seguirlos de forma ciega?

En 15 años de petismo, el poder envileció políticos e intelectuales progresistas. Los bolsonaristas votaron cansados de la inseguridad urbana, la corrupción insultante de sus dirigentes y contra los privilegios enormes de élites burocráticas que poco o nada resuelven el hambre, pobreza y falta de oportunidades de las mayorías.

Exdiputado de pobre desempeño y con un pasado gris como militar de la dictadura, Bolsonaro cuestiona como presidente los protocolos y medidas preventivas ante la “gripecita” del covid-19, para privilegiar lo económico usando fake news con las que llegó al poder. Sus seguidores: camadas conservadoras de clase media y sectores periféricos en cuyas favelas abundan iglesias de cultos inverosímiles enriquecidos con los centavos de gente hambrienta de llenar su espíritu, por la escasez de comida, trabajo formal y sobre todo educación.

Otros presidentes están cercados del áurea fundamentalista-religiosa: Trump en EE.UU., la boliviana Áñez. Conservadores disfrazados de progresistas como Ortega en Nicaragua, el salvadoreño Bukele o el mexicano López Obrador. El grupo ultra conservador “No te metas con mis hijos” de Ecuador reclamaba en Facebook el derecho a hacer misas en cuarentena; asambleístas como Héctor Yépez o Eduardo Torres son de este colectivo

Actualmente, 35% de brasileños desconfían de la ciencia; piensan que no les beneficia. Peligrosamente, ese 35% afirma que si la ciencia no concuerda con su religión, prefieren seguir su fe. Eso se reflejó en la pugna entre Bolsonaro y su ministro de Salud, que la ganó el aún popular presidente. Ojalá no asistamos a un eventual genocidio moderno. (O)

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