La línea de arriba fue verbalizada antes por el poeta Antonio Preciado, pero concentrada en Barrio Caliente, ciudad de Esmeraldas, cabe decirlo porque mientras más caminamos, más andamos y un día de estos ya no podrán medir “el largo de nuestras pisadas” en América, ni en ninguno de sus países, por aquello que decía Jean Paul Sartre, prestando su voz a las diferentes Europas (y por misión al eurocentrismo), pero sobre todo a la colonialista: “No toma en cuenta la memoria humana, los recuerdos imborrables; y, sobre todo, hay algo que quizá no ha sabido jamás: no nos convertimos en lo que somos sino mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros”. Las cursivas son de este escribidor.
El V Congreso de Historia del Pueblo Negro del Ecuador, el 4 y 5 de octubre de 2018, al filo de Barrio Caliente, en la Casa de la Cultura, fue casa adentro, para considerar el tiempo de la palabra suelta entre nosotros y con voces propias. Este jazzman conecta con el maestro Juan García, en su memoria se hizo el 5º Cabildo Palabrero.
Los ponentes, más que leer sus ponencias, narraron los prólogos que nos han sido y las perspectivas que serán nuestras y perseveradas. Voces y voces. John Antón Sánchez, David Quiñónez, el P. Rafael Savoia, Lindberg Valencia, Amadita Cortés, Juan Carlos Ocles, Jenny Nazareno, Pablo Minda, Bing Nevárez, entre otros nombres provenientes de la academia, del activismo social, del palenque cultural, de la historiografía, de la religiosidad, de la territorialidad, en fin.
Aquellos y aquellas, sin abundancia de adjetivos, hablaron de tantos heroísmos anónimos, de tantas reinvenciones que muy pocos saben, de aquella ciencia ordinaria yendo de boca en boca hasta estas tantas palabras dibujadoras de nuestras realidades, de tantos tropiezos con sus caídas y otras tantas levantadas como grandiosas epopeyas, de los cuatro anteriores congresos, así hasta llegar a este V Congreso de la Negritud Ecuatoriana. (O)
