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El Telégrafo
Inty Gronneberg

¿Compro, luego existo?

10 de abril de 2020 - 00:00

Los tiempos de encierro obligatorio nos permiten reflexionar sobre nuestros hábitos cotidianos y su impacto con el ambiente. Cuando meditamos sobre esto, nos damos cuenta de que toda acción que realizamos en nuestras rutinas diarias aporta a la contaminación que tanto daño le significa al Planeta. Sin lugar a duda, vivimos en una era del desperdicio.

Hay muchos ejemplos: Muchas veces la compra de un producto viene acompañada de una innecesaria bolsa plástica; o el estilo de vida e inmediatez que vivimos con la compra de comida para llevar, lo cual implica recipientes de un solo uso. Hasta en el básico deseo de hidratación; usamos botellas que suman a los millones que cada minuto el mundo ve acumularse en los océanos.

Los materiales sintéticos, entre ellos los plásticos de un solo uso, se convierten rápidamente en desechos, terminan en los ríos y pronto llegan a los océanos por las corrientes marinas. Actualmente se depositan cada año 12 millones de toneladas más, de los 150 millones que ya se encuentran en el ecosistema marino.

Expertos afirman que en 2050 existirán más plásticos que peces en el mar, con lo cual no solo se afecta a una fuente de proteína importante para el mundo, sino también una fuente de empleo y turismo, que va acompañada de muchos otros impactos sociales, económicos y por supuesto ambientales.

Al mundo esta problemática le cuesta 3 trillones de dólares al año, monto que podría ser invertido en investigación, educación, innovación y demás. “El momento es ahora” se ha convertido en una bandera para quienes sabemos que los problemas ambientales debemos atenderlos hoy, que son cosa del presente, puesto que no debemos seguir esperando más señales de la naturaleza, como esta pandemia, para despertar.

Recibimos por distintos medios las alertas respecto de lo que está sucediendo, pero continuamos manteniendo los mismos hábitos. No podemos esperar más, es tiempo de cambiar nuestros comportamientos, impactando al círculo que nos rodea, o por lo menos trabajar desde nuestra zona de influencia.

Estamos muy acostumbrados a que sean otros quienes solucionen todo, la empresa privada, academia, Estado, etc., pero ¿qué estamos dispuestos a hacer? ¿volveremos a la era del desperdicio como si nada? ¿Compramos, luego existimos? (O)

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