Uno de los fenómenos más fascinantes que vivimos en el siglo XXI es la conectividad. De apariencia inofensiva y sin que nos demos cuenta, todos o casi todos los ciudadanos del mundo hemos ingresado en una red de datos, que nos beneficia por ser usuarios de las tecnologías, pero que pocos saben su real amenaza.
Big Data ha sido calificado -con razón o sin ella- como una herramienta del Armagedón, un monstruo de mil cabezas que se ha introducido en la vida de todos los Estados, de todas las empresas, de todos los bancos, de todas las universidades y de todas las personas. Basta un clic para despertar este engendro.
¿Qué es Big Bata? Es una plataforma digital o almacén de datos en gran escala, que ofrece servicios a velocidad asombrosa. Puede crear y poner en práctica aprendizajes automáticos de datos estructurados o semiestructurados, con instrucciones sencillas y latencia de consulta de un segundo. Hasta aquí, todo perfecto, pero cuando se utiliza esta herramienta tecnológica para fines políticos, la apropiación de datos resulta contraproducente.
Las recientes revelaciones del documental Nada es privado, promocionado por Netflix, pone al descubierto la manipulación de una empresa británica de datos -Cambridge Analytica-, en favor de la campaña de Trump y del Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea). Y no para allí: se habla de noticias falsas (fake news), unidas a la manipulación de datos personales que los ciudadanos confiamos con ingenuidad en las cuentas de Facebook.
La utilización de datos para incidir en procesos electorales abre un novedoso escenario de investigación -inédito en la historia de las grandes potencias y la comunidad internacional-, porque alude a un tema sensible: la democracia. Pero más allá de las repercusiones políticas, económicas, jurídicas y éticas por la utilización ilegal de datos personales de millones de personas, está un factor clave: la desconfianza creciente en los sistemas informáticos.
No hay regulaciones internacionales sobre este fenómeno. Lo recomendable sería no entregar con facilidad datos personales, o seleccionarlos para no ser objetos de manipulación. Y que estas hierbas no nos contaminen. (O)
