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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

Apolo 11, cincuenta años

16 de julio de 2019 - 00:00

En esos momentos, cuando buena parte del planeta esperaba la noticia de que el primer hombre llegaba a la Luna, muchos estábamos pegados a un aparato de radio o a una incipiente televisión, para escuchar la noticia de algo que copaba las imaginaciones y que hacía prever una casi inmediata conquista del espacio.

Cincuenta años han pasado, sin que disminuya la fascinación que por el espacio exterior tenemos los seres humanos. Los viajes espaciales no han conseguido el anhelado sueño en las dimensiones previstas, pero en cambio sirvieron para que conociéramos más a nuestro planeta, con el maravilloso azul que se puede percibir desde fuera de su superficie y aprendimos a comunicarnos mejor y más rápidamente con los satélites de comunicaciones.

La llegada del hombre a la Luna, ese “pequeño paso para un hombre, ese gran salto para la humanidad”, como lo expresara Neil Armstrong, se está celebrando de diversas maneras, desde la película que narra la vida de su protagonista: El Primer Hombre, hasta cientos de galas, exhibiciones, conferencias, en alusión al 21 de julio, el día en que tanto Armstrong como Aldrin realizaron su caminata espacial.

Los niños de la época hacíamos álbumes con los recortes de los acontecimientos, estimulados por los profesores. Escrutábamos el cielo para encontrar si alguna huella podía percibirse desde nuestros improvisados observatorios. Nos pasábamos horas y horas contemplando el entonces todavía no contaminado firmamento y descubríamos a simple vista las miríadas de estrellas, sin la competencia de la iluminación de las grandes ciudades que ahora las opaca.

Algunos pensábamos que la Luna había perdido su pureza hollada por la planta humana, como que algo de su luz se había esfumado, otros desbordaban su entusiasmo y la carrera de astronauta aparecía como la más prometedora.

La hazaña estaba realizada, el avance científico-tecnológico la había propiciado, así como el empeño de las dos superpotencias de la época: los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, por ganar la carrera espacial.

Ahora son las empresas privadas las que más dinamia le están poniendo a la carrera espacial, se habla de turismo espacial y hasta de la construcción de colonias en Marte; solo el tiempo nos dirá hasta dónde llegaremos y cómo lo haremos, y si utilizaremos los conocimientos que nos provee la ciencia, para el bien de la humanidad. (O)

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