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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

El amor, esa trampa para mantener la especie…

12 de junio de 2019 - 00:00

Quién no recuerda aquella imagen evocada magistralmente por García Márquez en su colosal novela El Amor en los Tiempos del Cólera, cuando Florentino Ariza luego de cincuenta y un años, cuatro meses y cinco días recibe, casi como una promesa de amor juramentada, la mirada de Fermina Daza. Esa mirada lanzada justo el día que cerraba la puerta de su casa luego de enterrar a su esposo, Juvenal Urbino.

El amor, la conciencia de sí, la sexualidad, la relación entre hombre y mujer si bien han sido vistas como un género menor de la reflexión filosófica, no deja de ser una pregunta sin respuestas definitivas. Es en ese contexto que la socióloga israelita Eva Illouz reflexiona sobre la naturaleza y la evolución histórica del concepto de amor desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Nuestra autora sostiene que el sentimiento amoroso, estrechamente ligado a los dictámenes de la familia y de la sociedad, fue cediendo al imperio del consumo. El amor se convirtió en una mercancía más. La imagen de la pareja ideal se plasma en nuevos ritos que se celebran en restaurantes lujosos o viajes turísticos a lugares exóticos.

La sacralización del amor así como tiene sus propios ritos, tiene sus templos y sacerdotes. Algo que queda claro es que la familia ampliada no entra ni en los ritos ni en los templos y tampoco tiene la bendición de los nuevos sacerdotes. Por lo tanto, el amor es ese fenómeno que existe y dura mientras la pareja individualizada tenga capacidad de consumo. En el momento que esta desaparezca, el amor evanesce también.

Así como existe una explicación acerca de la naturaleza del amor desde una perspectiva económica histórica, está la mirada de la psicología o del psicoanálisis. Freud miraba el origen del amor estrechamente ligado con el instinto del ser humano, con el deseo. 

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer sostenía que toda manifestación amorosa procede del instinto natural. El amor, diría, no es nada más que una trampa para mantener la especie. Diga usted si el amor es aquel amor ideal de Florentino Ariza o la trampa para mantener la propiedad privada o acaso la trampa para mantener la especie...  (O)

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